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"Quienes trabajamos en el área de salud tenemos un fuerte compromiso social"

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Es una mujer multifacética. Enamorada de su profesión, del mar y de poder ayudar a la gente, se siente feliz de ser un aporte, de aprender, de engrandecer a Antofagasta.

La enfermera Viviana Jiménez Calabresse, quien hace 27 años trabaja en la Clínica Antofagasta, logró ganarse su sitial. Su vocación la ha llevado a ocupar diversos cargos, a especializarse, a querer ser siempre mejor para aliviar los dolores de quienes sufren.

¿Eres una enamorada del norte y su gente?

-Nací y estudié acá, sólo estuve fuera tres años viviendo en Santiago. Estoy casada con René González y tengo una hija, Pamela, que es sicóloga.

Fuera de amar mi profesión, me he desarrollado en diversas áreas, me gusta contribuir con mi ciudad. También hago natación por recreación.

Nado desde los 50 años. Somos un grupo de 50 personas que nos reunimos en el Balneario Municipal. Todos los días estoy allí desde las 6 de la mañana durante una hora.

Esa es una actividad totalmente energizante, con el agua, la luna y el sol.

¿Cómo recuerdas tu infancia?

-Recuerdo mi infancia en el sector de Playa Blanca. Siempre cerca del mar, al que amo porque mi papá era waterpolista, el apogeo de ese deporte en Antofagasta.

Mis padres compraron un terreno en Punta Itata y por esos mis veraneos, nuestras vacaciones eran en la playa. Aprendí a sacar locos, jaibas, pulpos y aprendí a cocinar mariscos que antes se daban en abundancia.

Estudié en el Colegio San José y posteriormente estudié en la Universidad de Chile.

¿Siempre quisiste desempeñarte en el área de la Salud?

-Efectivamente desde pequeña siempre me gustó el área de la Salud. Siendo chica estuve en la Cruz Roja. Me gustaba atender a bebés.

Estudié enfermería y me siento realmente afortunada de la decisión que tomé.

Siempre he tenido esa necesidad de ayudar al prójimo. El hecho de poder ayudar a la gente en alguna dolencia, lo hace a uno sentirse motivada.

¿Pero también has dedicado tiempo a otras actividades?

-Además de ser enfermera he hecho clases. En alguna oportunidad cuando empecé mi carrera de enfermería en la clínica, fui dirigente sindical.

Actualmente soy presidenta del grupo negociador de las enfermeras jefes de la clínica.

Me gusta mucho estudiar, estar actualizándome. Creo que uno como mujer tiene que mantenerse al día en lo que hace y en lo que le gusta.

Innovación

¿También te motivaste para innovar, hacer emprendimientos?

-Lo que me motiva es ser pionera en algunas áreas. Por ejemplo, fui la primera mujer presidente del sindicato profesional de enfermeras de la clínica, lo que me permitió a que me becaran y estuve tres meses en Estados Unidos.

Allí conviví en un grupo humano de 40 mujeres sindicalistas de Latinoamérica. Fue una experiencia riquísima.

En ese tiempo pude darme cuenta que las mujeres de otros países, como de Brasil y Argentina, nos llevaban años luz en muchas situaciones, entonces cumplí a cabalidad mi rol como sindicalista de profesionales.

Desafíos

¿Te ha tocado enfrentar desafíos de vida importantes?

-Me fui a Santiago a hacer un postgrado. Allí tuve a mi hija, y fui madre soltera. Estando en la capital trabajé en la clínica Santa María, y allí había una sala cuna.

Iba a trabajar y llevaba a mi hija. Yo sabía que ella estaba bien cuidada. Cuando regresé a Antofagasta mis padres me ayudaron en el cuidado de Pamela. Eso me facilitó considerablemente la oportunidad de trabajar y también de seguir especializándome.

También en algún minuto tuve actividades ligadas al emprendimiento.

¿Implementaste un sistema innovador de sala cuna?

-Sí, cuando tuve la oportunidad de trabajar en la clínica Santa María y llevaba a mi hija a la sala cuna, surgió la idea -junto a un primo- de implementar un recinto de esas características, pero que atendiera las 24 horas.

Mi sueño era llevar a la práctica ese proyecto que hice. Por situaciones económicas tuve que dejarlo, pero esa sala cuna todavía permanece. Puedo decir que tuve un emprendimiento y lo hice pensando en tanta gente que trabaja cubriendo turnos de noche, los fines de semana.

¿Es fuerte el compromiso que hay con los pacientes?

-Es fuerte el compromiso de la gente que trabaja en el área salud. Eso a veces gatilla las separaciones, porque uno se casa con el trabajo. Los hijos también a uno le pasan la cuenta, porque es una actividad demandante, pero todo es parte de la vocación.

A veces se paga un costo emocional, pero cuando hay vocación de servicio es fuerte el compromiso con los demás.

¿Qué les diría a las mujeres que enfrentan dificultades, que no saben cómo surgir?

-Las mujeres somos súper valientes. Somos capaces de salir adelante con nuestros hijos, y eso es un punto importante. Pienso que los hijos son nuestros motores de vida.

Si se cierra una puerta, siempre va a haber una ventana que se abre. Lo importante es que uno debe tener la capacidad de valorar todas las oportunidades. Hay que reinventarse y ser capaces de probarnos en otras áreas.

Las mujeres tenemos muchas capacidades y, de hecho, somos líderes.