Narraciones mannsianas
La primera novela de Patricio Manns "De noche sobre el rastro" narra el apocalíptico derrotero existencial de Helmuth Max Cárdenas por el sur de Chile.
La narración sobre su descenso a los infiernos en un itinerario que abarca Los Ángeles, Valdivia, Puerto Montt y otros enclaves, adquiere fuerza simbólica dada su condición mestiza y la crítica social que se desprende de la naturaleza de sus precarios oficios de sobrevivencia (ayudante de mecánico, cargador del muelle y vagabundo trashumante).
"Buenas noches los pastores" describe y enjuicia el cíclico conflicto socioeconómico entre buzos mariscadores y sus patrones en Utsavalipak (espacio arquetípico que se correlaciona con la Isla Grande de Chiloé y Calbuco) y la destrucción causada por el terremoto de 1960, tragedia humana que no es óbice para que el sector social más acomodado lucre y profite con dicha situación.
"Actas de Marusia" es una olvidada matanza en la Oficina Salitrera Marusia, cercana a Iquique, 1925. Narra antecedentes del suceso, motivaciones de las fuerzas en pugna, intervención del Estado en la masacre, el asesinato colectivo en sí mismo y la defensa de los obreros, hecho que reviste importancia histórica, por ser la primera vez en el país que los obreros asalariados realizan una resistencia armada.
En "Actas del Alto Bío Bío", a la manera de novela reportaje, se recupera la historia del primer levantamiento del mundo indígena y el campesinado chileno, producido en las comunidades de Lonquimay y Ranquil, en 1934.
La segunda etapa novelística, es desarrollada de forma más clara por la cosmovisión paradigma narrativo, con la asunción de temáticas más complejas y universales, como es el caso de los arquetipos en "Actas de Muerteputa", novela que cierra el ciclo de las Actas, la dicotomía utopía / distopía propia de la ciencia ficción en "De repente los lugares desaparecen", el registro etnoficcional en "El corazón a contraluz" y, con énfasis en temáticas propias de la posmodernidad.