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Descubren condiciones antiinflamatorias únicas en planta andina

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Las comunidades originarias de América del Sur guardan grandes secretos medicinales basados en plantas que crecen únicamente en sectores de la Cordillera de los Andes. Así encontramos que Los Incas, por ejemplo, podían curar enfermedades tan complejas como insuficiencias cardiacas, problemas inmunológicos y todo tipo de infecciones, aplicando flores, cortezas y plantas propias de su entorno.

Pero toda esta "farmacia andina" no surgió por generación espontánea, sino que fue fruto de años de observación, análisis y pruebas.

Es el caso de la Lampaya medicinalis, (conocida popularmente como lampaya o lampayo) planta endémica que crece en la Puna de Atacama de la Región de Antofagasta, lugar único en el planeta desde el punto de vista fitogeográfico. Esta planta fue una de las seleccionadas por los científicos del Laboratorio de Química Biológica del Instituto Antofagasta de la UA para estudiar sus cualidades antiinflamatorias.

El director del laboratorio, Glauco Morales, destacó que en el caso específico de la Lampaya, las principales propiedades reconocidas y recomendadas son útiles para el tratamiento de afecciones renales, malestares de las vías urinarias y de la próstata, afecciones hepáticas, dispepsias, entre otras.

Los análisis señalan también que el extracto de Lampaya medicinalis contiene compuestos químicos capaces de disminuir el volumen de un edema, es decir, que actúa como antiinflamatorio. "En consecuencia su uso es recomendado como auxiliar sintomático y analgésico en procesos de dolores a las articulaciones y huesos. Su consumo rutinario debe mejorar el estado de bienestar general de la persona", dijo Morales.