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"El libro de la vida"

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Esta cinta dirigida por Jorge R. Gutiérrez y producida por Guillermo Del Toro, destaca en la cartelera infantil porque no solamente apuesta a describir de manera jocosa el folklore mexicano con su particular culto a los muertos y sus tradiciones, sino por la riqueza de colores y texturas que el realizador ha sabido aprovechar de modo más que interesante, logrando un filme que disfrutarán los pequeños y sus padres por partes iguales.

Cabe destacar que Jorge R. Gutiérrez es un veterano creador de series animadas, y ahora apadrinado por el director Guillermo Del Toro, saca más chispas a un talento que hacen de este filme una de las experiencias más risueñas y recomendables de la cartelera.

En la película, se desarrolla la historia de Manolo, Joaquín y María: los primeros se disputarán el amor de la chica. A su vez La Muerte y Xibalba, dos seres míticos y guardianes de la Tierra de los Recordados y la Tierra de los Olvidados, entrarán en la trama al realizar una apuesta por ver quién de los dos chicos se queda con el amor de María, haciendo más de una trampa para que haya suspenso.

Lo inteligente de este relato es cómo el director trabaja con elementos propios del patrimonio cultural mexicano sin complejos y sin traicionarlos. La Muerte y Xibalba, constituyen una fuerte presencia del imaginario cultural mexicano, un personaje más en este primer largometraje realizado por Jorge R. Gutiérrez.

La Muerte está representada como una clásica catrina, hecha de azúcar (tradicionales para el Día de Muertos que llevan el nombre de la persona a quien va dirigida como regalo) y tiene el encanto y la dulzura de una dama. Su opuesto es Xibalba, proveniente de la cultura maya y que representa el inframundo, donde no podemos dejar de acotar que acá se insiste en señalar que la muerte es vista como parte de la existencia y un paso a otros niveles, no como castigo o un final sin retorno.

En "El Libro de la Vida" el elemento clave es el color y los elementos tradicionales mexicanos que se encuentran estampados en el vestuario de cada personaje, como las calaveras, las flores coloridas, las veladoras.

El mundialmente conocido Día de los Muertos es llevado en este filme a un nivel extraordinario, en una especie de marco cultural que demuestra la capacidad del realizador para mostrar la riqueza del imaginario colectivo mexicano y su exquisito sincretismo cultural..

La animación realizada resulta prodigiosa y el trabajo plástico de los personajes es notable, debido a la experiencia del director que acumula premios por sus diseños de personajes y una destacada participación en series animadas. Cada personaje está realizado con impresionantes detalles, cargados con elementos representativos, con significados profundos en su personalidad y de la cultura mexicana.

Y a pesar de que todo el tema es la muerte, resulta un filme ideal para que los niños la disfruten sin temor alguno por parte de sus padres, porque es una exaltación de la vida, de los grandes valores y -aunque un poco obvio- del sacrificio por el amor.

Punto aparte, es un filme con sentido ecológico y de defensa de los animales, donde lo más rescatable de la historia es el tratamiento respecto de la denominada "fiesta brava" del torero y el sacrificio del toro, donde se aplaude la maravillosa manera de abordar este aspecto, sin caer en la grosería o en la violencia innecesaria.

Punto aparte, sus canciones son un elemento que sirven de hilo conductor y punto de quiebre del drama, con divertidas e ingeniosas composiciones a cargo del premiado Gustavo Santaolalla (obtuvo un Óscar por su banda sonora para 'Secreto en la Montaña'). Así, durante la cinta hay versiones hilarantes de canciones muy conocidas que mezclan temas de Radiohead, Kinki, Café Tacuba, Plácido Domingo y muchos otros, en un exquisito juego musical.

En el cada vez más interesante mundo de la animación, "El Libro de la Vida" es una pieza indispensable, un buen título de la cartelera y uno de esos espectáculos donde -por fin- los niños y los adultos disfrutan sin complejos ante una historia cautivante y bien armada, con un estupendo trasfondo cultural que demuestra el amor por una tierra y un patrimonio específico. Buena.