Bailan solas
Este jueves falleció en un accidente automovilístico el ex vocero del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Si leyeron las redes sociales, podrán observar que no hacen faltan los comentarios que se felicitan que haya justicia divina o los que indican que su familia alegaran crimen de lesa humanidad y que se otorgará así una indemnización gigante o una beca de gobierno para estudiar o un trabajo en el gobierno con sueldo "reguleque".
Por lo menos, esto nos deja claro que un supuesto resentimiento no es monopolio únicamente de la gente de izquierda. Al parecer es un mal nacional. Como esa obsesión de saber cuánto llega al bolsillo del vecino, del colega, del familiar, del desconocido.
Este mismo jueves, se recordó en Antofagasta el funesto paso de la Caravana de la Muerte, los fusilamientos que se realizaron y los desparecidos que aún no se encuentran. Se ha utilizado dinero para indemnizar algo que lo será difícilmente, siendo una de las pocas opciones que le quedaba al Estado. Que gente haya aprovechado de esto es cierto, como es cierto que fue sola una minoría y que no cambia nada lo sucedido. Que otros se hayan vanagloriado de su actuar durante la dictadura con fines profesionales, también lo es. Al igual que la gente que ha vivido un exilio dorado para regresar "apitutado". Pero no todo exiliado en Francia tuvo la suerte como Carlos Altamirano, de compartir con un Presidente de la República.
Si un día ven un cisne negro, eso no les permitiría decir que todos los cisnes lo son. Sería el grado cero de la deducción, y en el caso al que me refiero, el máximo de la mala fe. En nuestra cultura, los cementerios tienen un valor simbólico enorme. No hay casa en la cual no está expuesto un retrato del abuelo o abuelita fallecida, base de la familia. Que no se pueda enterrar a su ser querido, es no cerrar un círculo. Y una herida siempre abierta en nuestro país.
Mientras ésta no se cierre, no podemos pretender al desarrollado porque esto nos recuerda el alto costo humano que se vivió para obtener los logros económicos. Y esto se debe zanjar un día, más allá de comisiones e indemnizaciones, porque Justicia no hubo. Quizás hoy las FF. AA. no tienen los medios de entregar información, quizás toda huella se ha borrado. Pero algo más se puede hacer, para poder mirar hacia adelante la consciencia más aliviada. Y tranquila.