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A 30 días del cierre de ramadas, aún no reinstalan juegos de Plaza de los Eventos

Explicación. Desde el municipio informaron que equipamiento infantil continúa en mantención.

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Molestos -por decir lo políticamente correcto- están los vecinos del sector aledaño a la Plaza de los Eventos porque el municipio aún no reinstala los juegos infantiles del parque costero, que fueron sacados para habilitar las ramadas de Fiestas Patrias.

Manuel Tapia es ingeniero y con su pequeño hijo concurría habitualmente a ese espacio público para recrearse junto al mar. Si bien apoyó la realización de las ramadas, no ocultó su molestia por la tardanza en la reposición de los juegos.

sólo promesas

"Era evidente que iba a pasar, porque no es primera vez que las autoridades hacen una promesa que no cumplen. La gente ya no confía en ellos por este tipo de cosas. Sólo espero que los instalen lo antes posible", recalcó Carvajal.

El 26 de agosto pasado, el administrador municipal, Rodolfo Gómez, aseguró a este medio que los juegos serían retirados para limpiarlos, pulirlos y pintarlos y que estarían en su ubicación habitual dos semanas después de terminadas las Fiestas Patrias.

"La verdad es que nos aprovechamos de las circunstancias. Si bien están las ramadas en ese sector y para que se instalaran más puestos retiramos los juegos, los cuales estaban bastante deteriorados por lo que serán reparados y vueltos a instalar. Las ramadas tienen una semana para salir del lugar, que deben limpiar y después nos daremos una semana más para instalar todos los juegos", afirmó Gómez en esa entrevista.

Sin embargo ya pasó casi un mes y los juegos infantiles aún brillan por su ausencia. Los ramaderos cumplieron su palabra y a la semana de finalizadas las Fiestas Patrias ya habían retirado la totalidad de sus puestos.

Así lo ratificó la presidenta de la Agrupación de Ramaderos de Antofagasta, Yasna Collao, quien aseguró que cumplieron con la fecha establecida para abandonar el lugar.

Respuesta

"Los juegos que estaban instalados en la Plaza de los Eventos y que fueron retirados momentáneamente con motivo de la realización de las ramadas se encuentran en un estado de revisión. Además al no haber sido sometidos a una mantención adecuada durante años, hoy presentan un importante deterioro", argumentó el profesional

Asimismo, afirmó que su dirección ya tenía conocimiento del mal estado de los juegos, pero aprovecharon la instalación de las ramadas para adelantar su mantención

"Esta situación ya había sido observada por nuestra dirección, por ello es que al hacer retiro de los mismos durante Fiestas Patrias, se nos presentó la oportunidad para refaccionarlos y sobre todo para controlar el riesgo que suponían para nuestros niños y niñas", continuó.

Si bien aún no hay una fecha exacta para la reposición final de los juegos infantiles, desde el municipio comunicaron que este problema quedaría solucionado a partir de la próxima semana.

180

ramadas y stands

fueron instalados en

el Parque de los Eventos

en las Fiestas Patrias.

200 mil

antofagastinos celebraron el "18" en loslocales de las Ruinas de Huanchaca y Costanera Norte.

"Niños en shock"

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Ayer dejé a mis hijos en shock. Como una forma de aterrizarlos un poco y trasmitirles que no todo siempre es fácil, rápido, instantáneo y automático, les conté que cuando yo era chica, la tele era en blanco y negro, que los dibujos animados sólo los daban un par de horas en el día y que con suerte, había 4 canales para elegir; les conté también que el control remoto no existía y que si uno quería cambiar de canal tenía que levantarse de su asiento, acercarse al aparato y girar el selector, cosa que también se podía hacer con ayuda de un alicate si es que la aludida perilla hubiese pasado a mejor vida.

Mis tres pequeños me miraban estupefactos. Yo me entusiasmé con las remembranzas y les conté también que si quería hablar por teléfono tenía que ir a la esquina; que las fotos había que mandarlas a revelar a una tienda y que se demoraban dos días en tenerlas listas; que el agua se hervía en una tetera; que el choclo venía en una coronta y no en una bolsa de plástico congelado; que no existían las zapatillas con velcro y que uno tenía que aprender a amarrarse los cordones desde chiquitito. Les relaté además que las tareas del colegio las hacía con la ayuda de una enciclopedia que tenía 25 tomos, de dos kilos y medio cada uno y que más encima, como la enciclopedia de mi casa estaba en inglés, tenía que traducir la información palabra por palabra con un diccionario Inglés/Español porque -obvio- no existía el Traductor de Google.

Los pobres me miraban con una mezcla de entre compasión e incredulidad… "¡Qué suerte que nací en el 2005!", comentó aliviada mi hija de 9 años.

Me invadió un poderoso déjà vu y recordé que en algún momento de mi niñez también agradecí haber nacido varias décadas después que mis propios padres, porque tengo la sensación de haber escuchado la misma cantinela por parte de mis progenitores, con una exacerbada valoración de su infancia versus la mía. El tono del discurso era básicamente el mismo que el que usé con mis hijos, sólo el detalle cambia: en vez de ver tele, leían El Peneca y Billiken; en lugar de goma de borrar a veces usaban miga de pan; al colegio no llevaban mochila sino bolsón de cuero; no existían las bebidas cola, sólo tomaban Bidú o Sorbete Letelier; la leche la traía diariamente a la casa un señor que se llamaba lechero; los pollos venían con plumas y los jeans se llamaban Pecos Bill.

Siempre en estas conversaciones hay un dejo de "mi-infancia-fue-mucho-mejor-que-la-infancia-de-los-niños-de-hoy", y yo creo que al final es la misma vieja historia que se va contando una y otra vez teñida por la nostalgia de la niñez ya vivida a la cual nunca podremos volver sino a través de estos recuerdos medio empolvados que descansan en la memoria.

De la infancia de mis padres a la de mis hijos, el mundo ha cambiado, qué duda cabe, pero pareciera que nuestra esencia sigue siendo la misma. Cada uno piensa que su propia experiencia fue la mejor, no importa si nacimos en el 2005, en 1968 o en 1943. Los niños son por sobre todo niños y los adultos en el fondo también somos niños… un poco más grandes, nada más.

Marcela Munita Solé,

periodista

Marcemunita.blogspot.com