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Aggressive: la vieja escuela del metal extremo antofagastino sigue vigente

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Su primer trabajo musical lo editaron en formato cassete en 1998 cuando los discos compactos y los reproductores aún no eran tan masivos. Con 23 años de carrera sobre los escenarios, la banda antofagastina de metal Aggresive 6.66 es la más antigua en su estilo en la capital regional.

Aggressive comenzó a tocar sus primeros riff en 1991 cuando la escena local de la música rock recién emergía en Antofagasta. En aquellos años, a nivel local la edición de discos se realizaba de forma amateur y las bandas no contaban con los recursos ni los equipos para ofrecer un producto de calidad a los fanáticos del metal. Sin embargo, esta legendaria banda fue una de las pioneras en profesionalizar su música logrando sacar a la venta un material con 4 temas propios grabados en estudio bajo el nombre de "Aggressive".

Tras varios años de vigencia la banda antofagastina integrada por Daniel Aguilera en guitarra, Rodrigo Anza en bajo, Mauricio Monardes en batería y Luis Labarca en voz, lanzarán hoy su nueva producción, el disco promocional "Hunting Devil of Men", grabado en Organicwaves estudios de Antofagasta, en el evento Hellbangers Fest Volumen 1, organizado por BFH producciones (productora desarrollada por la banda, para el apoyo de la escena local).

El lanzamiento del nuevo trabajo será en el exAlabama Pub (Av. Ejército s/n a un costado del Rock n' Soccer) y contará en el escenario con las bandas Hateclash, Séptimo Brujo y Cable a Tierra.

profesionalismo

-La escena del metal extremo en Antofagasta tiene sus primeros indicios en el año 89. Han pasado 25 años y aún existe el mismo problema de no tener un lugar donde poder tocar. Se cierran los locales y no existe criterio a la hora de autorizar un evento. En Antofagasta hay varias bandas que ya han sacado discos, pero no tienen dónde presentarse y eso ha sido una constante en la escena local.

Pese a estos inconvenientes, ¿cómo han logrado mantenerse vigentes por tanto tiempo?

-Hay un factor de terquedad frente al medio. También existe un concepto férreo de amistad dentro de los miembros de la banda. Como grupo nunca hemos considerado la música que hacemos como un hobby. Si bien cada uno tiene su profesión, nuestra música siempre la hemos puesto por delante. Invertimos tiempo, creatividad y dinero en esto.

Con tantos años de carrera, ¿qué cambios han notado en la escena musical local?

-Lo que ha ido variando -a pese a la falta de oportunidades- es el profesionalismo con que trabajan las bandas antofagastinas. Son grupos de muy buen nivel y calidad que no tiene nada que envidiarles a las bandas de Santiago. Todos los grupos tienen un show sólido con temas propios. Se respalda el trabajo con la calidad musical que se está desarrollando.

¿De las bandas que se iniciaron junto a Aggressive, aún existe alguna que esté vigente?

-Muchas bandas de aquella época ya no están. Mucho del proceso del metal en Antofagasta desapareció de acuerdo a la aparición de nuevos estilos como el grunge, el nu metal y el agro.

¿Todavía hay fanáticos de la banda que han seguido su música desde el día uno hasta hoy?

-Hay gente que nos sigue desde cuando empezamos en esto. Nosotros presentamos esta nueva producción primero en Santiago y llegaron fanáticos de la banda a vernos tocar y compraron nuestro disco. El grito de Antofagasta siempre ha estado muy vigente en nuestras tocatas. Eso es algo muy emocionante para nosotros.

Los fanáticos nos saludan igual que cuando teníamos 19 años (hoy tiene 42 años). La gente que le gusta el metal no envejece.

Una historia tan antigua que la protagonizan aves

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Ala Viva, la novela corta del escritor nortino Mario Bahamonde, publicada originalmente en 1956 y reeditada recientemente por Peña Blanca Editores, es un tesoro literario por su riqueza de lenguaje y simbolismo universal.

Un relato aparentemente sencillo que funciona como una fábula ornitológica que construye un verdadero tratado tipológico de aves, guarda bajo sus capas interpretativas la estructura y los contenidos clásicos del viaje del héroe, común a los mitos y leyendas de diversas culturas.

El vuelo de esta Garuma que protagoniza la historia, representa el viaje iniciático de autodescubrimiento, describiendo las diversas etapas del camino que lleva a un ser vivo a encontrarse a sí mismo mediante la interacción con el mundo del que forma parte. Pretende ser a su vez una exploración del inconsciente colectivo del norte de nuestro país, en donde se encuentran las imágenes y arquetipos que debiesen resonar en sus habitantes.

Este relato escrito en una entramada prosa poética presenta un patrón narrativo común a muchos mitos culturales que se resumen en la clásica tríada: separación, iniciación y retorno, que muchas veces se encuentra en las novelas en saga.

En el texto de Bahamonde quién realiza esta hazaña es una heroína, un ave hembra que atiende a la llamada de la aventura, se separa de su mundo habitual, supera una serie de retos en el que aprende valiosas lecciones para regresar finalmente al lugar de partida transmutada y en este caso preñada de otros vástagos que continuarán la aventura, por imitación.

El símbolo del viaje como evolución y los cuatro elementos son claves en esta suerte de narración ética, cercana también a la novela social, pues reflexiona sobre las clases sociales y la condición humana, con sus miserias y grandezas, en donde el autor logra que las aves y el paisaje nos den una lección de vida o de exploración del mundo, superando la ambición que nos enquista a la tierra y nos impide volar, en el sentido figurado.

María Constanza Castro M.

Académica Escuela

de Periodismo UCN

Máster en Literatura