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Una sencilla y eficaz vacuna contra el cáncer

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El cáncer, esta cruel enfermedad que en la actualidad es la causa de muerte de uno de cada cuatro habitantes de Chile, y que se ha establecido, según las últimas cifras, como la principal causa de mortalidad en nuestra región, es una enfermedad, aunque parezca mentira, altamente evitable.

Habitualmente uno piensa que el cáncer es una enfermedad casual, al azar, que le llega a la gente que tiene mala suerte, o que el destino dijo que esto así sucedería. Frecuentemente decimos, "que mala suerte Fulano, le diagnosticaron cáncer". Cuán lejos de la realidad son estas afirmaciones.

En la actualidad podemos decir, que no tiene cáncer quién quiere sino, quien se esmera durante años en buscarlo. Hoy conocemos, muy detalladamente las causas de la mayoría de los cánceres, y cada una de estas enfermedades tiene una lista de etiologías o de factores de riesgo bien establecidos y conocidos.

Los cánceres más frecuentes están vinculados a los hábitos de las personas, y fundamentalmente a la interacción de cada uno de nosotros con el medio que nos rodea; podemos decir entonces que el cáncer es una enfermedad vinculada al comportamiento, una enfermedad vinculada a la exposición a diferentes agentes que nos rodean.

Podemos analizar lo que sucede con los cánceres más frecuentes. El cáncer de piel, el más común en los seres humanos, está directamente vinculado a la exposición a la radiación ultravioleta del sol. Es por lo tanto más frecuente en las personas que se exponen al sol, por trabajo o por placer. No cabe duda de que un cambio en el comportamiento, la protección, con ropa adecuada, el uso de sombrero, filtro solar, el respetar los horarios adecuados, mantener una correcta hidratación, reducirán la incidencia de esta enfermedad.

Ni que hablar del cáncer de pulmón, el más mortal de todos, y su vinculación con el cigarrillo. El 90% de los pacientes con cáncer de pulmón son fumadores. Este factor de riesgo se multiplica cuando hay otros contaminantes ambientales, como el arsénico o el asbesto. Si por un arte de magia, hoy todo el mundo dejara de fumar, en 20 o 30 años la incidencia de cáncer se reduciría a casi la mitad.

La alimentación y su relación con los cánceres del aparato digestivo, el estómago e intestino, se conoce desde hace décadas. Una alimentación muy rica en grasas animales y pobre en fibras, frutas y verduras, se asocian con mayor riesgo de cáncer de colon, de próstata y de mama. Los cánceres de laringe, esófago, vejiga también están relacionados con factores dietéticos. En suma entre el 80 y 90% de las enfermedades neoplásicas se deben a factores externos y solamente el 10 y 20% están genéticamente determinadas.

En estas enfermedades la relación causa efecto es clara y directa, aunque temporalmente distante.

Es bastante difícil asumir que la culpa de padecer un cáncer es nuestra, que está vinculada a como nos hemos comportado durante toda la vida, a lo que comemos, a lo que nos exponemos, a los contaminantes ambientales como el humo de tabaco, o la radiación solar; se hace más fácil culpar a otros de ello. Pero no es así, y por ello la solución está en nuestras manos.

Debemos actuar en este sentido, debemos asumir nuestras responsabilidades, debemos cambiar nuestros comportamientos, y esto lo debemos hacer, no solo por nosotros sino por la salud de nuestros niños que son los que más se beneficiaran de estos cambios. Los resultados se verán en las próximas décadas, no son inmediatos, pero es seguro que esto sucederá si estamos convencidos de que esto es posible.

Para lograr esto es fundamental informar a la población, enseñar nuevos hábitos de vida, fomentar conductas saludables, insistir en cambiar nuestra conducta.

Estas conductas se transmiten de persona a persona, de padres a hijos, de profesores a alumnos; los niños comen lo que se cocina en la casa, es más frecuente ser fumador cuando se es hijo de padres fumadores, es más frecuente ser sedentario cuando los padres son sedentarios. Por lo tanto, el comportamiento "de riesgo" para cáncer se transmite socialmente, es contagioso y podríamos decir en este sentido que el cáncer es socialmente transmitido, se transmiten los hábitos poco saludables. Por tal motivo la forma más eficaz para evitar esta transmisión, la mejor forma para lograr vencer a esta enfermedad es a través de la mejor vacuna, una vacuna polivalente pero sencilla, una vacuna efectiva y económica, la educación poblacional.