A los amantes del fútbol del norte chileno que miran la clasificación que ostentan el CDA, Cobreloa y Mejillones, les parece un chiste de mal gusto. Pero no es una situación para echarse a reír sino todo lo contrario. Estas tres instituciones deportivas se ven en la cola de la clasificación producto de rencillas internas a nivel institucional en el caso de Cobreloa. En el bisoño Mejillones lo achacaríamos a su inexperiencia en este nuevo camino deportivo que ha iniciado. Y en "nuestro" CDA las picardías, la mala administración y el aislamiento de la hinchada han dado como resultado que se esté pisando el bajar de categoría.

Cabe preguntarse si estas instituciones disponen de una estructura realmente profesionalizada, como para gestionar con eficacia una organización deportiva. Por lo visto y en función de los resultados, está claro que no es así. Se necesitan personas claves en los puestos claves. Gente que sepa de fútbol y no aventureros en busca de gloria. No queremos un presidente de club que se ponga el buzo deportivo a la vieja usanza, con un desconocimiento total de gestión deportiva.

Es un hecho histórico que el fútbol siempre ha estado rodeado de un lado oscuro, pero sabiéndolo, debemos exigir como hinchas y ciudadanos que la labor de los dirigentes sea lo más transparente posible. No queremos que jueguen con nuestras emociones y sentimientos.

Que las aguas vuelven a su cauce en Calama y en Mejillones el tiempo les enseñará a caminar con sus propios pies. ¡Suerte y paciencia!

Crisis institucional y deportiva acosan a estos clubes tan cercanos a nosotros. Pero siempre hay puertas que se abren y nos invitan al optimismo o por lo menos así lo creemos. El CDA está a punto de iniciar un nuevo rumbo si se cumplen las sentencias de la justicia. Dicen que las crisis dan pasos a las oportunidades y los nuevos dirigentes deben aprovechar este empuje y construir un nuevo club, cercano e identificado con la ciudad. El camino a elegir lo debe encabezar un proyecto que ilusione. Hay que levantar al CDA de las cenizas. Buscar un prestigio social que se ha perdido.

¡El deporte es algo muy serio como para que esté manejado por aventureros!