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Alcalde de Calama presentará reclamo por turnos mineros

CODELCO. Esteban Velásquez dijo que afectan el desarrollo social de la ciudad.

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'Los turnos que implementó Codelco son un instrumento que atenta con la intención de crecimiento y desarrollo que desea lograr Calama'. Así de tajante fue el alcalde de dicha ciudad, Esteban Velásquez, respecto al sistema de trabajo '7x7' y '4x4' que emplea la cuprífera. Este miércoles enviará a Santiago una propuesta en la que justificará él por qué se desea modificar estos turnos.

'Nosotros estamos levantando esta propuesta y solicitamos al presidente ejecutivo de Codelco que estudie lo que estamos planteando y quiera ayudar a Calama, si efectivamente dice tener responsabilidad social con nuestra ciudad', precisó Velásquez. Además si es necesario acudiremos a la Presidenta de la República, agregó el edil.

Situación

La autoridad explicó que la empresa a partir de su sistema de turnos echa por tierra el deseo de que Calama sea una ciudad de pertenencia, debido a que esto genera la voluntad de recibir personas de otros lugares atentando con el desarrollo de Calama.

'Queremos turnos que favorezcan el desarrollo de la ciudad y por eso pedimos que se modifiquen, volviendo a los '5x2'. Así se permite que el trabajador esté toda una semana acá, que viva acá y tenga su descanso de dos días que lo hagan tener raíces en la ciudad', puntualizó el alcalde.

Además dijo que los turnos no favorecen el sentido de arraigo, 'es por eso el esfuerzo que hacemos desde la Municipalidad de Calama'.

'mejor ciudad'

También explicó que a través de este sistema que permite a los trabajadores desempeñarse en la ciudad, pero vivir en otra región, se genera otra problemática.

Muchos optan por trabajar en condiciones geográficas favorables, debido a que Calama es de condiciones extremas por sus características de aislamiento. 'Otros prefieren turnos '7x7' en otra localidad, entonces hay que crear las condiciones para que sea una mejor ciudad', insistió el edil.

Por su parte Cecilia González, perteneciente al Sindicato N°1 de Chuquicamata, argumentó que existen otros temas más relevantes de la ciudad. 'Debe preocuparse de verdaderos temas y dejar de pensar que todo tiene que ser Codelco, no tiene por qué meterse en los turnos de las divisiones', sentenció González.

¿Son solidarios los antofagastinos con quienes necesitan más ayuda?

realidades. El arzobispo de Antofagasta y líderes de organizaciones comunitarias entregan su visión sobre la pobreza y boom minero al celebrarse el Día de la Solidaridad.

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Cuando se le pregunta al arzobispo de Antofagasta, Pablo Lizama, qué es ser solidario, su respuesta es 'ponerse en el lugar del otro, en la situación que está viviendo y no sólo un asunto de dar comida o ayuda. Uno puede ser solidario con alguien que tiene un gran dolor y sin darle nada material lo importante es que esté a su lado'.

La pregunta es realizada en el marco el Día de la Solidaridad celebrado hoy, en recuerdo de la muerte del sacerdote jesuita Alberto Hurtado Cruchaga (1952), quien dio su vida para ayudar a los más desvalidos y necesitados.

Su vida de entrega a los demás lo llevó a ser beatificado por el Papa Juan Pablo II el 16 de octubre de 1994.

Por eso hoy celebrarán en el Día de la Solidaridad con una misa al mediodía en el sector del vertedero La Chimba.

En Antofagasta, la solidaridad parece tener dos significados distintos y es que son muchas las personas que se preocupan por otros, mientras que hay otros que parecen no conmoverse nada con la necesidad ajena.

Según un estudio publicado el 2011 por la Fundación Trascender, Antofagasta tiene la mayor tasa de donaciones del país, con un 97%.

Mientras que un 48% de los encuestados, de un universo de 1.760 personas, respondieron que el trabajo y un voluntariado son compatibles.

Patricia González, presidenta de la Fundación Laureles asume que 'los antofagastinos somos solidarios en el sentido que cuando se hace un llamado la gente acude y responde de corazón'.

Entre sus recuerdos está lo que ocurrió con los niños de Tucumán en Argentina, donde se supo de los problemas económicos que estaba viviendo la población, lo que derivó en problemas de salud.

'Recuerdo que la gente respondió y nunca me imaginé que iba a llegar tanta gente para colaborar con ellos y llenamos un camión de Cruz Roja Internacional para que pudiera pasar la frontera', cuenta.

Una visión distinta tiene el superintendente del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta, Luis Zárate. 'A los antofagastinos les cuesta ayudar y lo hemos vivido como Bomberos, porque cada vez cuesta más que la comunidad pueda aportar algo'.

voluntarios

También contó que cuando tienen emergencias, muchas veces tienen que estar atentos a que no les roben sus materiales de trabajo y no toda la gente es solidaria con el vecino que está en desgracia, cuando el fuego los está dejando sin casas.

Diego Alcalde presidente regional de la fundación Techo, sostuvo que 'en varias entidades solidarias que hay en Antofagasta, se comparte el diagnóstico que hay muchas personas dispuestas a ayudar'.

En el caso de Techo, hoy hay unos 200 voluntarios que trabajan permanentemente en los campamentos. Pero el dirigente plantea que a pesar de ser esta la región con uno de los mayores ingresos en el país, hay 17 campamentos en la ciudad, lo que da muestra de la injusticia social que existe.

Diferencia

'Nosotros vemos gente acá viviendo a nivel de Londres o Finlandia, mientras que en la misma ciudad hay personas que viven como si estuvieran en Burundi', plantea Alcalde.

Víctor Flores, director del Hogar de Cristo, dice que en Antofagasta hay dos realidades. 'Uno podría plantearse negativamente porque la solidaridad no es un tema tan instalado si uno lo ve por ejemplo, desde el punto de vista de las personas que realizan voluntariado. Pero, también uno podría tener una respuesta positiva porque hay personas que son íconos en la ciudad como el doctor Antonio Rendic y otros más, que hicieron de la solidaridad una forma de vida'.

Según Flores, hoy hay muchos que de manera anónima se acercan a quienes viven en situación de calle, para tenderle una mano a quienes más lo necesitan.

El desafío es pasar desde una solidaridad de hechos o situaciones puntuales, a un elemento central de cómo entendemos la sociedad en que vivimos y deseamos.

'Vemos gente viviendo a nivel de Londres o Finlandia, mientras que en la misma ciudad hay personas que viven como si estuvieran en Burundi'.