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Scarlett Johansson vuelve a ser heroína en la cinta 'Lucy'

CINE. Se estrenará el próximo 21 de agosto en el país.

Richard Shotwell/Invision/AP

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Ya se estrenó en Estados Unidos y a fines de julio fue éxito en la taquilla. 'Lucy', la nueva apuesta de Scarlett Johansson en la ciencia ficción, llega el próximo 21 de agosto a las salas nacionales.

La cinta, dirigida por el francés Luc Besson ('El Quinto Elemento', 'Nikita', 'Juana de Arco'), recuperó en las últimas semanas el presupuesto de la producción. Tres días después de su estreno, 'Lucy' obtuvo US$43,8 millones.

El filme examina qué ocurriría si una persona pudiera hacer uso del 100% de su capacidad cerebral y acceder a los rincones más insospechados de su mente. Quien plantea esta teoría en la trama es el profesor Norman, interpretado por Morgan Freeman.

Precisamente la protagonista es Lucy (Johansson), una estudiante estadounidense en Taiwán que es secuestrada por una banda de criminales y es obligada a portar drogas en su cuerpo.

Gracias a la golpiza propinada por sus captores, la sustancia prohibida se esparce por el cuerpo de Lucy y logra obtener poderes sobrehumanos que crecerán de manera paulatina. Entonces la protagonista acudirá al profesor Norman para resolver la incógnita.

Sin embargo, y tal como revela el trailer, los criminales toman conciencia de los nuevos poderes de Lucy e intentarán capturarla, no sin antes recibir una gran paliza por parte de la estudiante.

El rol protagónico de Johansson consolida su presencia como heroína en la cartelera, tanto en el papel de Viuda Negra (Black Widow) en las películas Marvel 'Iron Man 2', 'Los Vengadores' y la secuela de 'Capitán América', como en la recordada cinta de Sofia Coppola 'Lost in Translation' (2003), donde compartió escena con Bill Murray.

'Correveidile'

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A veces da la sensación que Hernán Rivera Letelier escribe sus textos a máquina, editando mentalmente, hablando en voz alta, siguiendo el ritmo de su respiración, mientras busca una palabra en desuso en un diccionario de páginas oxidadas. Uno de los méritos de este autor es su uso del lenguaje, haber creado una suerte de 'barroco pampino' que nos guía de manera acompasada en la lectura, que funciona muy bien de manera oral, pues gran parte de la tradición heredada por el autor proviene de allí. No de los libros, sino de los relatos orales, de los testimonios, de las anécdotas, de las onomatopeyas del desierto. Esta literatura 'enganchada' posee la mezcla pampina de discursos, de dialectos, de costumbres trasplantadas de los pueblos salitreros que sorprenden por sí mismos. Esta veta es rica en relatos y sucede sobre un escenario perfecto para teatralizar la Historia. Rivera Letelier lo hace al crear estos personajes bidimensionales, que funcionan como arquetipos literarios, paródicos, cuyas hazañas y modo de hablar extraídos de la picaresca entretienen pero en los que se puede escarbar poco, pues son duros como el caliche y parecieran no tener más profundidad psicológica, ni motivaciones más complejas que lo que representan.

Es así como el vendedor de pájaros de su última novela irrumpe la tranquilidad de la pampa, tal como el fantasista u otros viajeros de sus relatos lo hicieron antes. Protagonistas de quiénes nunca sabemos mucho, como si estuviesen condenados a ser olvidados, a desaparecer tal como se desarmaron los pueblos y tuviésemos que conformarnos con el rescate de algunas piezas, que se ensamblan para contarnos algo, pero que no dejan de ser una curiosa y atractiva postal estática. Sin embargo, quedan sensaciones en la dermis de quiénes conocen la Historia de esta industria y de la lucha obrera de principios del siglo pasado. Entonces, los hechos resuenan, pero ahora convertidos en fábulas, que los lectores de las antípodas disfrutarán como si fuese un mundo que no existió nunca, que no pudo haber existido, así como ya no existe el genial léxico que el autor pone en boca de sus personajes, palabras ingeniosas y cantarinas, que en realidad nunca fueron pronunciadas, pues no se supo jamás que hubiese habido habitantes en la parada del tren Longino, en Desolación.