A casi un año de que comenzara a funcionar la cárcel de Antofagasta, el penal concesionado no registra ni un sólo intento de motín en sus dependencias, y según Gendarmería, los altos niveles de segregación permitieron eliminar las llamadas 'carretas' y reducir al mínimo las peleas en los patios del recinto.
La prisión ubicada en el sector del Nudo Uribe, ruta hacia Calama, recibió a los primeros 1.052 reos el 23 de agosto del año pasado y desde entonces, los niveles de violencia entre internos descendieron. De hecho, el último gran incidente ocurrió en febrero de 2013. En esa ocasión, los reclusos se amotinaron en el penal antiguo, provocando un incendio e incluso tuvieron a un funcionario como rehén.
El director regional de Gendarmería, coronel Pedro Villarroel, explicó que las características de la cárcel concesionada, impide que hechos de esta naturaleza sucedan con frecuencia, 'aunque esto tampoco asegura que no vuelvan a ocurrir'.
'huelgas'
'En el país hasta el momento no hay registro de motines en cárceles concesionadas. Sí se han visto huelgas por diversos motivos, pero todas con carácter distinto a la violencia', sostuvo el director regional. Agregó que las riñas entre la población penal también disminuyeron considerablemente y hoy sólo se trata de casos aislados.
Villarroel dijo que en esto influyó la segmentación y segregación de los reclusos que realiza el equipo sicosocial de Gendarmería. La clasificación evita que los 'primerizos' entren en contacto con quienes tienen mayor compromiso delictual.
'Con esto no hay lugar para que se generen las llamadas 'carretas', que son estos grupos en los que un reo mantenía un dominio de territorio y control sobre otros', precisó el coronel. Ello implicaba, continuó, que un interno tuviera un rol de líder, obligando a otros a que le lavaran la ropa, hicieran su cama o que le cocinaran.
Esto generaba peleas con otras 'carretas' pero también, con presos recién llegados que querían asumir el liderazgo del territorio. Todo ello, aseguró Villarroel, terminó en la cárcel concesionada, debido a celdas con menos población, mayores espacios y vigilancia permanente en zonas de seguridad.
El director de Gendarmería detalló que en el penal concesionado hay un total de 1.218 internos. De ellos, 892 son condenados, 309 imputados y 16 son juveniles. Estos últimos corresponden a quienes no se adaptan al régimen en el exSurgam.
El oficial también habló sobre el temor al aumento en los intentos de suicidio en esta clase de cárceles, donde los reos tienen celdas individuales y pasan más tiempo solos al tener más espacio.
sistemas
Para el coronel, que trabajó en el poblamiento de los penales de Arica, Tocopilla y Valdivia, entre otros, las probabilidades de suicidio son los mismos independiente del sistema carcelario. En los últimos tres años, Antofagasta registra cuatro intentos suicidas, dos en el antiguo penal de calle Prat, y dos en la nueva cárcel. Sólo uno tuvo resultado fatal.
Sobre este caso, Villarroel puntualizó que era un interno que tenía un historial de acciones suicidas, pero aseguró que 'tenemos protocolos con sicólogos y siquiatras para evitar estas situaciones', concluyó.
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