Muertes por meningitis W-135
El Instituto de Salud Pública (ISP) ha señalado que los exámenes tanatológicos practicados a los dos trabajadores de mantención del Hospital Clínico de la Universidad de Chile fallecidos el fin de semana pasado, revelaron que la causa de su deceso fue el contagio de la meningitis W-135, descartándose una infección intrahospitalaria.
Se recordará que el Ministerio de Salud inició en octubre de 2012 una campaña masiva de vacunación contra la meningitis W-135, alcanzando un año después una cobertura de casi el 100% de la población de mayor riesgo (los menores de cinco años). En esa oportunidad se puso como meta no superar los 100 casos anuales de contagio por esta infección.
Entonces, la autoridad llamó a los padres para que sus hijos que cumplían 9 meses fuesen llevados a vacunar en los consultorios. Cuando la enfermedad se presentó con más fuerza en 2012 en la Región Metropolitana y Valparaíso, el gobierno, de forma preventiva, decidió vacunar a los niños que integraban la población potencialmente en riesgo, campaña que se extendió a todo el país. La cepa W-135 se aloja en la garganta de las personas y se transmite a través de gotas de saliva, por lo que no es un agente infeccioso que circule en el aire. Los síntomas más comunes son fiebre alta, dolor de cabeza y vómitos.
El grupo W-135 nunca había sido considerado muy agresivo ni letal, pero la cepa que entró a circular entonces a Uruguay, Argentina y Brasil demostró ser patogénica. Desde esos países llegó a Chile hace unos tres años. Señalan los especialistas que la cepa produce dos enfermedades distintas: meningitis, que afecta las capas del cerebro, y la meningococcemia, que ataca el hígado, el bazo, el cerebro, el corazón, por lo tanto es una enfermedad multisistémica.
En el caso de los trabajadores fallecidos, hay que continuar la investigación para saber si tuvieron contacto fuera del hospital, con quién y si entre sus familias hubo relación. Desde luego, habrá que hacer un monitoreo a partir de esta lamentable situación, pues el invierno es un período clave para vigilar las meningococemias, porque aumenta su presencia tras cuadros virales e influenzas.