En el vapor California pasó don Carlos Peters, que venía contratado por el gobierno en Europa para servir a la radiotelegrafía en Coquimbo. Se llevó una muy buena impresión del funcionamiento de la estación de Cerro Moreno, que sirve de base de comunicación desde Antofagasta especialmente con Santiago.
El VIH-Sida como toda patología muta, disfraza sus efectos, cambia sus grupos de contagio, pero permanece aún como una de las peores enfermedades asociadas a la liberalización sexual que llegó junto a la década de los '80.
En la Región de Antofagasta el primer caso fue detectado en 1987 y hasta ahora la enfermedad sigue en una curva ascendente con 1.295 contagiados en total al 2013 (102 fallecidos).
El año pasado fueron reportados 152 casos, en un fuerte aumento de la enfermedad, ya que durante el 2012 hubo sólo 120 infectados, y el 2011, 137 enfermos tenían el peligroso virus. Incluso algunos análisis ya hablaban del 'descenso sostenido de esta patología', aunque ahora las cifras entregan otras alarmantes interpretaciones.
Los análisis desde la seremi de Salud ratifican el aumento de contagiados por el VIH-Sida en el Norte Grande, seguido por la Región Metropolitana y Valparaíso, en una década con evidentes transformaciones económicas y demográficas, sobre todo donde está presente el boom de la minería.
En el caso de Antofagasta -lo más preocupante- radica en la aparición de nuevos grupos de contagios. Las mujeres, adultos jóvenes e incluso adolescentes heterosexuales, ingresaron ahora a los registros del temido VIH-Sida durante los últimos años.
Las autoridades de salud explican esta tendencia por el incremento sostenido de la población flotante, además de la promiscuidad latente en la juventud, y también al tema de la infidelidad asociado al trabajo por sistema de turnos y a los problemas sexuales entre las parejas.
Esto deja al descubierto que la enfermedad claramente dejó el segmento homosexual para instalarse en un amplio espectro de la población, donde el principal énfasis tiene relación con las conductas sexuales irresponsables.
Por ello resulta urgente un cambio drástico en el enfoque de las campañas públicas en torno al VIH-Sida, sobre todo considerando las características de los contagios en cada zona del país. Hay que prevenir, pero pensando en las regiones.
Alejandro Guillier
Pareciera que en nuestra ciudad, estamos condenados por el mito de Sísifo de Albert Camus, donde el hombre se pierde durante toda su eternidad en lo inconducente. Es la metáfora del esfuerzo inútil e incesante. O la tesis del mito del eterno retorno a lo mismo. Ejemplo: el Puerto de Antofagasta.
Con esta reflexión abordo el debate sobre la ampliación del Puerto de Antofagasta. Desde siempre, comprendí lo relevante que era una adecuada relación del Puerto con la ciudad. Asumí la necesidad de elevar la calidad de vida de nuestros habitantes y lo importante que es una adecuada planificación del borde costero. También valoré la concesión del mall como parte de un proyecto inmobiliario innovador.
Todo parecía apuntar hacia la búsqueda de nuevos emprendimientos de EPA, que sin desdibujar su vocación portuaria, sí readecuaba su acción mitigando sus actividades más invasiva y contaminante. Desde una visión regional integrada, EPA especializaba su accionar y asumía un rol de respaldo ante posibles emergencias que afectaran las operaciones portuarias de Mejillones. Pero, además, nos invitó a soñar con un proyecto similar al de Barcelona, en España, que logró una readecuación compatible con su destino productivo, el turismo y la calidad de vida. Así lo recogió la prensa local de la época. Antofagasta se colocaba a la vanguardia de un modelo de desarrollo urbano y portuario, que fijaría un rumbo y sería ejemplo, para otras ciudades puerto del país.
Lo sucedido con el galpón en el Puerto, hace unos meses, y lo de hoy, con una hipotética ampliación del malecón para incrementar las exportaciones de concentrado, colisiona con lo que muchos entendíamos, era el futuro del Puerto de Antofagasta. ¿Fue una falsa impresión, fuimos mal informados, o efectivamente en una cocina que no conocemos-por usar una expresión de moda- se cocinó un proyecto de ampliación cuyo alcance la ciudad desconoce?
Reclamo consistencia y que no vayamos a tropezar con la misma piedra. No provoquemos un Déjà Vú que repita lo vivido con el galpón en el Puerto, conflicto que escaló hasta la Corte Suprema. EPA es una empresa del Estado que debe interactuar adecuadamente con el Gobierno Regional y la comunidad. No permitiremos que, una vez más, se traicionen nuestros sueños y las promesas. Y, más aún, se nos pase a llevar imponiéndonos un menú que no pedimos.