¿Qué pasa con la familia?
Martín Bretón Olmos
La familia ha sido, es y será la célula básica de la sociedad, a pesar de que hoy se encuentra amenazada más que en ninguna otra etapa de la historia.
Investigaciones recientes no sólo a nivel nacional sino que también internacionales, revelan que cada día se celebran menos matrimonios. Existe un relativismo mal entendido acerca de este sagrado vínculo, que además es para el mundo cristiano un sacramento. Jamás me referiría a este tema como una imposición, o escandalizándome de que éste vaya en decadencia; por el contrario, insto a la gente joven a reflexionar sobre esto tan sensible y además en un mundo en el cual las relaciones afectivas parecen ser cada día más frágiles. Sin embargo, no tan sólo me preocupa en lo personal, sino que son muchas las personas que piensan de igual forma con respecto a la unidad familiar.
Todos sabemos que es al interior de la familia donde se generan los lazos más fuertes de unión espiritual, afectiva y emocional. La familia es la institución de acogida y formación más potente para los hijos. Es allí donde se transfieren los valores más importantes y sólidos, que realmente influyen durante toda la vida de una persona, lo que se aprende al interior de la familia, se transmite de generación en generación; al no apoyar esta institución, estamos potenciando situaciones muy graves en la sociedad. Días atrás me encontraba presente escuchando una interesante charla referente a la prevención del consumo de alcohol y uso de drogas, y a todos los participantes nos llamaba la atención que actualmente se llevan a cabo masivos programas contra ambos flagelos, sin embargo, su ingesta lamentablemente es cada día mayor. No cabe duda que algo está fallando hacia el interior de la familia, la cual día a día pierde su autoridad.
Desde esta columna, estimados lectores, les hago un llamado a fortalecer a la familia, ésta no puede desaparecer, o lo que resulta aún más aberrante, decir: 'que la familia ya pasó de moda…'tan sólo escribirlo me resulta impresentable. En muchas ocasiones he pasado por anticuado por defender a la familia, tal y como debe ser, prefiero ser tachado de eso o lo que fuere, antes de atentar o promover la disolución de este importante baluarte que lo constituye este patrimonio, el cual no puede ser reemplazado por nada.
Cualquier éxito en la vida, por muy grande que sea, jamás compensará el fracaso como familia.