Brasil quiere ser tercero en el peor Mundial que jugó: el suyo
definición. Anfitriones y holandeses juegan nada más que por el orgullo.
Con el ánimo por los suelos luego de su histórica derrota 1-7 con Alemania, la selección de Brasil intentará hoy recuperar el amor propio cuando se mida a Holanda, por el tercer lugar de la Copa del Mundo 2014.
Está claro que para un representativo como el amazónico y para toda su gente, el tercer lugar de ninguna manera retribuirá lo que se esperaba en esta justa por estar en casa, pues la ilusión era coronarse. Cualquier otro resultado era un fracaso, y lo fue.
En partido a disputarse en el Estadio Nacional de Brasilia en punto de las 16 horas, el equipo local tratará de conformarse con el tercer sitio.
Sin embargo, el golpe anímico puede jugar en su contra, pues luego de quedar fuera en semifinales contra el equipo alemán, tanto la gente como en el equipo no han podido superarlo, pero se espera un cierre digno del anfitrión.
Esta situación la puede aprovechar el conjunto holandés para terminar de darle otra estocada al sudamericano, lo que terminaría por confirmar el desastre en que se convirtió en su propio Mundial cuando se esperaba mucho más.
La 'Naranja Mecánica', que históricamente se ha quedado como la eterna fracasada en Mundiales, pues suma tres finales y nunca pudo coronarse, no tiene nada qué perder en este encuentro, sólo confirmar que sigue siendo una animadora.
En este partido que ninguna de las selecciones quisiera disputar, el anfitrión deberá mostrar un poquito de orgullo ante su afición y tratar de dar un mejor espectáculo que el ofrecido ante Alemania.
Habrá que esperar cómo reacciona la afición local, que está totalmente decepcionada con la actuación de su equipo, quizás aún más que el 'Maracanazo' de 1950, cuando perdieron ante Uruguay en su primer Mundial que organizaba y donde también se esperaba el título.
'Más allá de perder 1-7 o perder en penaless, los partidos por el tercer puesto no deberían ser jugados y eso vengo diciéndolo desde hace quince años', expresó indignado el entrenador, pero lo tendrá que hacer.
Es el precio que pagará por no haber conseguido conducir a su selección hacia la cuarta final de su historia en un mundial. Fueron los penales, después de un 0-0 tedioso, los que dieron por finiquitado un ciclo que comenzó el 6 de julio de 2012 tras la destitución de Bert van Marwijk. Ese día comenzó la segunda etapa de Van Gaal al frente de la 'Naranja Mecánica'.
Ahora tendrá que cerrarla por la puerta de atrás, después de intentar conseguir el primer Mundial para Holanda sin éxito. Se quedó a las puertas de la gran final pero no pudo abrirlas. Su país, de nuevo, se quedará sin título.
Lo perdió en el último partido de Alemania 1974, de Argentina 1978 y de Sudáfrica 2010. Cuatro años después de la última intentona, ni siquiera llegó a la final.
Los brasileños, quizás por primera vez, no esperan nada de su selección.
Hoy les da lo mismo.