No hay mejor educación racional que la de servir de ejemplo... 'y a falta de algo mejor, de ejemplo aterrador o ahuyentador', escribió Einstein; y Galileo: 'No se puede enseñar nada a un ser humano: sólo se le puede ayudar a encontrar la respuesta dentro de sí mismo'.

Ambas opiniones son cruciales y deben ser consideradas cuando se habla de una reforma educacional Verdadera y no de repetir meras transformaciones, que son como ponerle barniz transparente a un edificio.

En nuestro sistema valórico actual son considerados como exteriores y llegan desde afuera como si fueran nutrientes regurgitados por los papás pájaros -profesores- a los polluelos - alumnos- en el nido -el aula-. Posición con la que están de acuerdo principalmente los que consideran que la educación es un negocio y un bien de consumo.

Es evidente que información es 'dar forma' y sólo se da forma interiormente; ella es creada por cada uno y en la medida que unimos y relacionamos informaciones podemos crear desde nuestro interior Conocimiento.

Aceptarlo requiere de un cambio donde los principales valores sean el ser humano, la comunidad, solidaridad y cooperación, la responsabilidad y libertad, razón y emoción, la comunicación y el amor, la Paz y el lucro al 50%, en que se dejen de lado la competencia ciega, el negocio de los remedios y el lucro al diez mil por ciento.

También es necesario terminar con falsedades y extrapolaciones: Grecia y Roma (ejemplos que se han tomado como cunas de 'democracia' y 'justicia') eran sistemas esclavistas donde primaban las relaciones de avasallamiento, odio, antagonismo, conflicto y guerra; y no debemos seguir aplicando en una sociedad verdaderamente humana los principios de la física de Newton y de la evolución darwinista. Ambas falsedades y extrapolaciones nos conducen a inequidades, explotación de nuestra tierra y de seres humanos; y a guerras interminables que, ojalá, una Nueva Educación terminen. A lo mejor sólo así habrá una educación para la felicidad.

Linterna