Recuperan mural con más de 40 años de historia nortina
patrimonio. Obra que ha servido como fuente de inspiración para varias generaciones de alumnos de la Escuela D-75 'Darío Salas', fue restaurada con la técnica de mosaico.
Hace más de 40 años una joven profesora en práctica junto a los alumnos de octavo básico de la generación de 1971 de la Escuela D-75 'Darío Salas', tuvieron la oportunidad de plasmaron sus sueños y anhélenos en un mural, el cual nunca imaginaron que terminaría transformándose en un símbolo y patrimonio cultural para el establecimiento y la ciudad.
Hoy tras 43 años desde su creación, el mural que se encuentra al interior de la Escuela D-75 y que fue bautizado como 'Niño de norte', fue recuperado gracias al trabajo del programa municipal Formación Arte y Empleo, quienes restauraron el mural con la técnica de mosaico, dando así una nueva cara a esta histórica obra que marco la vida de varias generaciones de antofagastinos que pasaron por este emblemático establecimiento educacional.
La exalumna en práctica y ahora actual docente quien dio vida al mural en 1971, María Cristina Martínez, estuvo presente en la reinauguración de su creación y destacó el sentido que quiso plasmar.
'La idea era hacer algo típico de la zona y como es una escuela básica el centro del mural es un niño, pero un niño libre, un niño astro. Un pequeño que trae toda la potencia y la luz en esos ojos que se asombran frente a su entorno que es el mar y el desierto', enfatizó la profesora.
La profesora de artes visuales nunca imagino la trascendencia e importancia que tendría para esta escuela su creación, ni menos que sería fuente de inspiración para muchos alumnos que se formaron en sus salas de clases.
'Nunca pensé que tendría ese efecto en los alumnos. Los murales son una expresión sencilla del pensamiento de las personas. Yo no soy artista, soy profesora. Este fue mi primer mural', comentó la docente que ahora imparte clases en el Colegio San José.
Mismo establecimiento donde esta profesora se encargó de restaurar el mural del pintor y muralista Osvaldo Silva Castellón.
Cabe señalar que la obra es de 15 metros cuadrados y fue restaurada en un periodo de tres meses, siendo desarrollada con la técnica de mosaico, utilizando materiales en desuso y reciclables, como baldosas, vidrios, conchas, entre otros.