'Quillagua era un vergel donde se producía cualquier cantidad de pasto y choclo', dice un poblador del pueblo del norte de Chile que antes era conocido por ser un oasis en el Desierto de Atacama, y que hoy es el lugar más árido del mundo. Esa es la historia que cuenta el documental 'Las cruces de Quillagua', del cineasta Jorge Marzuca.
Y son los mismos habitantes del poblado los que cuentan la dura realidad de habitar en el lugar más seco no sólo del país, sino que de todo el mundo. 'Es aburrido este pueblo', reflexiona una anciana que luego agrega: 'Este es Quillagua', y luego la cámara revela cómo un camión aljibes provee de agua a los pobladores del lugar.
'Lo único que tenís acá para hacer es consumir droga y tomar', dice otro de los habitantes del pueblo que está ubicado a la orilla del río Loa en la Región de Antofagasta. Esa fuente de agua era la que hacía posible que pese al calor de la zona, Quillagua fuera un oasis donde sus habitantes vivían de la agricultura y la ganadería.
Pero hoy nada de eso queda. En los años 80 las grandes empresas mineras que se desarrollan en la zona contaminaron las aguas del río y compraron los derechos del agua. Desde entonces nada fue lo mismo para el poblado que ha visto pasar los años y avanzar la decadencia.
Es ese clima, árido e inhóspito el que refleja el documental que se estrenará el 10 de julio en salas de cine de todo el país. El filme forma parte del programa Miradoc, que busca fomentar la difusión de documentales hechos en Chile dentro y fuera del país.
'Las cruces de Quillagua' es un proyecto autofinanciado y autogestionado que nació luego de que Jorge Marzuca conociera a la profesora Matilde López, a cargo de un proyecto de crianza de camarones en el río Loa, que fue destruido por la contaminación del agua por las grandes mineras.
'Ella me vinculó con la gente de Quillagua', cuenta Marzuca sobre la persona que lo motivó a contar esta historia de progreso y decadencia. 'Miguel Chávez, uno de los protagonistas del documental, me contó sobre la festividad religiosa de Las Cruces de Mayo y quise registrarla. Fue un mes de grabaciones y conversaciones', relata sobre uno de los momentos que narra el documental.
El realizador quedó profundamente impactado con los efectos que recibió el pueblo producto de la contaminación de las empresas mineras. 'Conocí el impacto de la contaminación del río Loa. Estando las mineras en la parte más alta, el relave recorrió todo el río, arrasando con la vida a su paso. Quillagua es el último pueblo antes de la desembocadura al mar y recibió la peor parte de la contaminación', relató.
Marzuca, quien además es fotógrafo, explicó que buscó alejarse del formato noticioso y acercarse a una narrativa más cercana al relato oral. 'No busco hacer un estudio científico, ni llenar de datos. Este documental es un primer acercamiento a esta historia', señaló.
En Quillagua hay alrededor de 100 habitantes, casi todos de la tercera edad, que viven en un pueblo fantasma del que poco se sabe en Chile. 'Viven de su pensión, por lo que se ve muy poca gente en las calles durante el día, el silencio es absoluto en medio del desierto', cuenta el cineasta del ambiente que se encontró al conocer la realidad del poblado.
Marzuca además relata que la mayoría de los habitantes están acostumbrados a que cada tanto los visite la prensa para hacer artículos o notas sobre la contaminación del Loa o por el récord de aridez que ha hecho conocido a Quillagua.
Pero luego llega el olvido y la soledad a la que también se han habituado las 100 personas que conviven con la aridez y la muerte del río.