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La ancestral magia del poblado de Solor y su carnaval

ayllú. Tradición a prueba del tiempo y los años que refleja la fe, además del compromiso de una comunidad.

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El pintoresco poblado de Solor (San Pedro de Atacama) es un ejemplo de estoicismo cultural. A través de la celebración de su carnaval, este ayllú no pierde ni tampoco sufre modificaciones al ritual de sus habitantes por disfrutarlo, prepararlo y sobre todo mantenerlo en el tiempo.

Bailes, ritos y también un repaso constante a la solicitud de bendiciones traducidas en agua para riego y cultivo de maíz, son parte esencial para la comunidad que disfruta de sus raíces, además del legado ancestral que los marca como cultura andina en los tiempos de hoy.

Manteniendo, de manera ortodoxa, la manifestación masculina y femenina de sus tradiciones, Solor es uno de los pocos, quizá el último, en celebrar su carnaval manteniendo apego e irrestricto sentido original de una tradición que en otras culturas sucumbe ante la imposición cultural de occidente.

Con una masiva participación, jóvenes, niños y abuelos comulgan, y renuevan una tradición que no conoce de generaciones ajenas al apego y a la ancestral forma de vivir o revivir una costumbre impregnada de colores, formas y también gratitudes a la madre naturaleza.