Secciones

Killer Toys: el santuario de los juguetes de colección

hobby. Fanáticos llegan a invertir fuertes sumas de dinero con tal obtener esa figurita de acción que marcó su infancia. Un negocio para grandes y chicos.

E-mail Compartir

Con apenas 6 años de edad y ante la falta de dinero, Cristian Villagra, comenzó a fabricar sus propios juguetes utilizando todo tipo de materiales reciclables como cartón, arcilla y plástico. Hoy con 43 años este diseñador gráfico de profesión tiene una de las tiendas de juguetes de colección más completa de Antofagasta.

'Killer Toys' nació hace 5 años. Según explica Cristian la tienda, ubicada hoy en la Galería Giacaman, surgió como 'una retroalimentación para reunir a los coleccionistas. La idea es vender cosas a bajo precio y tener un contacto más cercano con la gente que comparte este hobby'.

Son más de mil las figuritas de acción que mantiene Cristian a la venta en su local. La mayoría de los juguetes los importa desde Estados Unidos, donde este tipo de pasatiempo tiene una gran demanda.

'Los coleccionistas siempre están pidiendo figuritas de cine y televisión, Star Wars, He-Man, Thundercats, Batman, Marvel. La mayoría de mis clientes se manejan muy bien en cuanto a marcas y el valor de los juguetes. Incluso algunos comprar figuritas como una inversión, para luego venderlos en el futuro', enfatiza el coleccionista.

Según cuenta Cristian, los coleccionistas siempre están dispuestos a invertir fuertes sumas en juguetes de colección, sobre todo si se trata de una pieza difícil de encontrar.

'En una oportunidad un coleccionista me compró un Hot Toys de un 'Depredador', que son figuritas de lujo de 1/6 de pulgada que traen ropa y accesorios. Estos juguetes son pintados a mano. Se lo llevó por $250 mil', comentó.

Otra de las joyitas que tiene a la venta es una muñeca de 'Tiffany', la novia de Chucky. Su valor es de $120 mil.

'Esta muñeca me la mandaron unos familiares desde Estados Unidos. Tenía la pareja. Un amigo se lo regaló a su polola para el Día de los Enamorados', reveló Villagra.

Sin embargo, este coleccionista aclara que no todos los juguetes tiene un alto costo y asegura que los precios en su tienda son para todos los bolsillos y van desde los $6 mil pesos en adelante.

Pero Cristian no solo vende juguetes. Desde hace algunos años comenzó a reparar figuritas de acción que le traen sus clientes, aplicando las mismas técnicas que utilizó cuando pequeño para confeccionar sus propios juguetes.

'He ido perfeccionando mi propia técnica para reparar figuras. Normalmente utilizo resina y pegamentos vinílicos. El resto de los materias piezas recicladas de otros juguetes. La clave está en la inventiva que le ponga uno al cuento', sentenció.

Tardes de fútbol

E-mail Compartir

Mi afición por el fútbol tiene que ver con el cariño y la soledad. La vida se me dio en medio de mis cuatro hermanos, todos aferrados a las correrías de un partido que permitía que la vida transcurriera entre gritos, risas y abrazos. Entre ellos, mi padre era el gran capitán, el de la frente hermosa y el corazón colmado.

Yo los miraba frente a nuestra casa y una dulzura me subía por la garganta y me mojaba los ojos. Y entonces me sumergía en sus asuntos futboleros. La tarde caía y la hora de guardar el día avanzaba junto con una tristeza que se quedaba enredada entre las piernas del juego. Tantas veces escuché las tardes de partidos sólo para estar junto a ellos, para gritar y reír como si el mundo no tuviera hilachas, para enroscarme a sus rodillas y guardar el recuerdo para cuando hiciera falta.

Siempre supe que si quería entrar en el mundo de esa magia tenía que usar esa llave y entonces aprendí toda una jerga que no se acomodaba a mi pequeña cara de eterna pregunta. También aprendí que había que escuchar siempre y no contradecir, que los golpes no duelen tanto si la tierra donde se juega te brinda compañía: era una niña solitaria en el espacio universal de sus hermanos.

Avanzando el tiempo, las voces se fueron alejando en despedidas que adelantaron los territorios de ausencia y entonces descubrí que los partidos de fútbol en la radio eran capaces de traerme la hermosa locura de esos tiempos. Aprendí que los Domingos tienen un sabor a ternura y que los relatores deportivos llenan los espacios no conquistados del alma con la algarabía de sus estocadas de gol.

Ahora que ha pasado el tiempo esa magia sigue estando allí, y vuelvo a sentir esa mezcla de paraíso perdido, de espacios que eran imperio de otros, de abrazos necesarios.

…Algunos domingos por la tarde, cuando la tristeza aprieta, enciendo la radio y las voces de un partido de fútbol me dan una extraña calma y me llevan de regreso a ese tiempo en que los cinco habíamos logrado golear a la soledad.

Linterna