Collage y poesía
'Por las ramas resecas espinas del pescado'. No cualquiera crece en el desierto y es capaz de crear un imaginario poético en torno a lo real y maravilloso del ocre que rodea su infancia.
Ludwing Zeller, hijo del alemán que llegó hasta el norte para fabricar los explosivos con los que abriría la mina de Chuquicamata; el pequeño Ludwing leería en forma voraz y quizás se acostaba en alguna plazoleta para mirar los cerros o el cielo e imaginar figuras usando las escasas nubes de su pueblo cercano al río Loa.
Más adelante Zeller se haría poeta. Conocería a los mandragóricos y establecería amistad con algunos, pero como él mismo comenta, lo suyo siempre fue un camino en solitario.
Aprendería el lenguaje de la poesía traduciendo a los románticos alemanes como Hölderlin. Lograría ser el poeta surreal que aún se mantiene vigente.
Zeller iniciaría una galería en Santiago, donde apoyaría a los artistas jóvenes, pero las malas lenguas lograrían que se fuera del país, en esos tiempos. Se marcharía a Canadá con su primera esposa y desde allá continuaría en contacto con nuestro país; luego, México donde aún reside con su segunda esposa.
Zeller, editor, artista plástico, dibujante, poeta. Nos enseña que el Norte no es un desierto para el arte y que el surrealismo es el lenguaje para los artistas de nuestra zona.
'Las Reglas del Juego', poemario escrito en tres idiomas, es una de sus obras poéticas que mejor muestran la multiculturalidad en la que vivió y que continúa viviendo: un loíno en México, hijo de un alemán inmigrante.
Quizás esa fue la raíz creadora de nuestro prolífico poeta, quien no sólo con la palabra puede poetizar sino que a través del collage, donde los sueños más extraños se plasman, casi tan fantásticos como las pinturas de Salvador Dalí.
Nuestro Zeller, quien hace tres años que no ha presentado nada en Chile, es aún esperado por los que creen en el surrealismo como forma de vida, tal como los mandragóricos proclamaron y como el propio Zeller lo demostró.
Linterna