Esta semana, el Comité de Ministro determinó finalmente rechazar el proyecto energético HidroAysén, en una decisión unánime de la comisión encabezada por el titular de Medio Ambiente, Pablo Badenier. La decisión llega en momentos en que la discusión energética en el país ha ganado espacios importantes, debido a su escasez proyectada y a los costos de la misma. HidroAysén es el segundo megaproyecto de generación eléctrica más grande en Chile que cae, después del rechazo a la termoeléctrica Castilla, en la región de Atacama. Hidroaysén fue proyectado con una potencia instalada superior a los 2.700 MW que serían inyectados al Sistema Interconectado Central (SIC), mientras que de Castilla se esperaban 2.100 MW.

Más allá de que los titulares de la hidroeléctrica hoy tengan la posibilidad de apelar a la decisión del comité de Ministros, el Estado de Chile -no sólo el actual Gobierno- debe seguir avanzando por una agenda energética que sea capaz de cumplir con los requerimientos de un país que consume progresivamente más electricidad. Se estima que hacia el año 2020, el consumo eléctrico en Chile aumentará en el orden de los 100 mil GWh de demanda total. Este imperativo debe respetar el equilibrio ambiental y a la vez tener en cuenta la relación con las comunidades. No es un desafío menor, pero es posible, en la medida que exista un trabajo con claras determinaciones y la capacidad de asumir nuevas alternativas e invertir en ellas.

Hace unos días, SunEdison inauguró en la Región de Atacama el parque solar más grande de Latinoamérica, capaz de aportar con 100 MW al SIC. Es un volumen menor comparado con lo de una hidroeléctrica o una termoeléctrica pueden generar, pero su impacto al medio ambiente es significativamente menor y los avances en estas tecnologías han ido aumentando su eficiencia. A eso se agrega la inagotable energía del sol del desierto: Las regiones de Tarapacá, Antofagasta y Atcama tiene un potencial teórico bruto fotovoltaico enorme. Chile debe saber aprovechar su potencial energético, ser capaz de diversificar y hacer apuestas por las energías sustentables.

Para avanzar en la regionalización o bien yo diría para avanzar en la profundización de la democracia, justicia social y sustentabilidad desde una mirada regional habría que enfocarse en cuatro ámbitos.

a) Autonomía en la elección de autoridades y toma de decisiones respecto a destino de recursos públicos asignados.

b) Definición de prioridades respecto a dónde invertir.

c) Definir una metodología nacional para la distribución interregional y comunal de recursos públicos.

d) Definir una política nacional relativa a la retribución justa a la inversión privada en la explotación de recursos naturales.

Yo diría que hoy sólo hay consensos en cuanto a la necesaria autonomía en la elección de autoridades y uso de recursos, sin embargo, en los restantes puntos habría poco consenso nacional y por tanto necesidad de diálogo, a lo cual intento contribuir.

Por ahora diré que para avanzar en el diálogo público se hace necesario contar con la siguiente información, la cual esperamos que nuestros parlamentarios la puedan conseguir. Esto es ¿cuánto ha generado al Estado cada región en los últimos 25 años? y en segundo término, ¿cuánto ha invertido y gastado en cada una de las quince regiones y comunas? En tercer lugar cuáles son los criterios utilizados para hacer esa distribución?, y como cuarto punto, cuál ha sido la inversión del capital extranjero, nacional privado y nacional público, y cuánto es la retribución o utilidades, incluido depreciaciones y amortizaciones, que cada uno de estos inversores ha recibido en los últimos 25 años o bien, ¿cuál es la distribución factorial del PGB en la región y país?.

Respecto a la prioridad de donde invertir, en especial en lo relativo a la sustentabilidad, considero que lo más importante es invertir en las personas, en especial en los niños pues ellos son quienes reinventarán el futuro. En consecuencia, la capacidad intelectual regional y los recursos disponibles debieran volcarse a ese objetivo para potenciar al máximo la autoestima y capacidad creativa de éstos.

El priorizar no es sólo poner en primer lugar la idea en un listado de objetivos, sino que significa jugársela por ello sacrificando otros objetivos. Eso nos hará grandes y comprometidos.