Detalles de la reforma educacional
Esta semana comenzó la discusión del primer paquete de la reforma educacional, tema en el que se incluyó la visita del ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, a la Cámara de Diputados.
El gobierno insistió en los tres ejes principales que tiene la iniciativa. Terminar con el lucro en colegios con aportes públicos, financiamiento compartido y la selección en el sistema escolar.
Y también se conocieron detalles del informe financiero del Ministerio de Hacienda que fija, por ejemplo, que para terminar con el financiamiento se requieren US$950 millones, una vez que la reforma esté en régimen, es decir, al año 11. También se fija en US$424 millones anuales el gasto máximo en que podría incurrir el Ejecutivo por concepto de compra de infraestructura a aquellos sostenedores que decidan vender sus establecimientos. En este caso, el Estado cuenta con un plazo de 12 años para cancelar el monto pactado. Una cifra que al cabo del período establecido podría alcanzar a un máximo de US$5.000 millones.
Es decir, si el plan se lleva a cabo, luego de una década no existirán colegios subvencionados y que hoy suman 2.171 establecimientos, sumando 1,3 millones de alumnos en todo el país.
Asimismo, los dineros calculados para terminar con el financiamiento compartido contemplan el reemplazo de los recursos aportados por las familias a la educación, que anualmente alcanzan a unos US$560 millones. A esto se suman dos nuevas subvenciones: aporte a la gratuidad y la ampliación de la Subvención Escolar Preferencial (SEP) a la clase media.
No cabe duda que el esfuerzo del sector público es enorme y en esa lógica se enfrentarán dos posiciones ideológicas potentes.
Para la oposición, se trata de una 'estatización' de la educación y para el gobierno, un mejor control de un tema clave. El asunto no es sencillo y recién se están conociendo los alcances económicos y políticos de una medida como ésta.
Una pregunta válida es saber si se cuenta con el beneplácito de la gente para esta tipo de transformaciones. Respuesta que no está del todo clara.