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Los Jusakos, fabricantes de pan y de historias de amor

forjadores. Con sólo 20 años Panagiotis (José) salió de su pueblo Agios Fokás para establecerse en Tocopilla. Su vida estuvo marcada por su empuje y amor por la familia.

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Nació en un pueblito costero conocido como Agios Fokás. Panagiotis (José) Jusakos Chíru fue un luchador y el patriarca de una familia que hoy lleva con orgulloso su apellido.

Cuando tenía 20 años y luego de completar dos años de servicio militar, como muchos otros jóvenes, decidió buscar otro destino fuera de su tierra.

Impulsado por la precaria economía que quedó en el país después de la Primera Guerra Mundial y a la inestabilidad política que sumió a Grecia, escuchó un llamado que le hicieron sus primos Juan y Jorge Jusakos Ambertus que ya estaban en Chile.

Se ganaban la vida como panaderos en Punta de Rieles, un pueblito minero. Reunió dinero con la ayuda de su familia y tomó un vapor desde el puerto de Pireo con destino a Marsella.

Desde allí salían los barcos con destino a Argentina, Chile y Sudáfrica. El viaje duró un mes, aumentando la nostalgia de José, pero no podía volver atrás, su destino ya estaba marcado. Primero, pasó por Arica, pero no bajó y siguió rumbo a Antofagasta.

VIAJE

Acá desembarcó el 15 de diciembre de 1930. Fue así que llegó finalmente a Punta de Rieles. Algunos pesimistas le decían que regresara a casa porque la región estaba siendo afectada por el cierre de las oficinas salitreras, lo que produjo una cesantía sin precedentes.

Pero hubo otros paisanos que le aconsejaron que si bien era cierto, la crisis era severa, se podía ganar el pan trabajando honradamente y ahorrando.

Y fue así que decidió quedarse y comenzó a trabajar en una panadería donde la mayoría eran coterráneos. Allí estaban Juan y Jorge.

José Jusakos recordaría después que Punta de Rieles quedaba ubicado entre Chuquicamata y Calama, y posteriormente fue tapado por los ripios de la mina. Era un pueblo sin ley donde la policía de aquella época no entraba fácilmente.

Un buen día la panadería se incendió y ello motivó a que los griegos que allí trabajaban, buscaran nuevos rumbos. Algunos se fueron de Antofagasta y otros a Santiago.

Juan y Jorge habían logrado reunir algún dinero producto de su trabajo como panaderos y también aguadores en sus ratos libres. Decidieron radicarse en Tocopilla, donde compraron a don Nicolás Brontis la panadería 'Los Dos Leones'.

Panagiotis José Jusakos se fue a trabajar con ellos y allí comenzó como caldeador de horno. Su trabajo consistía en enrollar los paños que se usaban en los tableros para hacer los 'chocosos' y el aseo general de la panadería.

Su pieza habitación estaba al lado del horno de ladrillos. En Tocopilla había varias familias griegas que se reunían y acostumbraban celebrar las fiestas nacionales.

Negocio

El negocio de la panadería avanzaba sin contratiempos, por lo que se hizo necesario reforzar la ayuda para la cocina de la casa, pues las familias de los tíos Juan y Jorge (ambos se habían casado), iba en aumento.

Fue cuando contrataron a la joven Rosalía Lazo Andía, quien sería el gran amor de José Jusakos. Ella había enviudado y tenía tres hijos; Julio, Guido y Beatriz.

Su esposo murió en un accidente cuando recogía conchuelas en unas cuevas. Rosalía quedó a brazos cruzados luego que en la empresa donde trabajaba su esposo, le pidiera que hiciera abandono de la casa que les facilitaban.

La emotiva historia familiar es resumida por Geraldo Jusakos Lazo, quien hizo una minuciosa recopilación de la vida de sus familiares en Grecia y sobre la sorprendente historia de su padre, que atravesó los mares para radicarse en el desierto más árido del mundo.

'Mi madre me contaba que desde un comienzo mi padre mostró interés por ella, pero no le hacía mucho caso, porque pensaba que en su calidad de viuda muchos hombres no la buscarían con intenciones formales. Sin embargo, mi papá fue persistente y supo demostrar sus intenciones y le propuso que arrendaran una casita', precisó orgulloso.

Tras concretarse la relación, Rosalía quedó esperando a su cuarto hijo. Geraldo nació en la casa que arrendaban (29 de noviembre de 1941). Después la pareja decidió casarse y sellaron el compromiso (25 de abril de 1942).

Su padre le contó que con los ahorros que logró durante 10 años de trabajo, pudo comprar una fuente de soda, que estaba siendo ofrecida por un paisano suyo. Anastasio Brusalis vendía el 'María Elena', que estaba ubicado en pleno centro de Tocopilla.

Independencia

Fue así que logró independizarse e hizo la compra de la fuente de soda. Pagó en total $35.000. El 7 de enero de 1944 nació Elena Katerina, que llegó para completar la familia, que se mantuvo siempre unida, bajo el amor que se prodigaban José y Rosalía.

'Mi madre se hacía cargo de los quehaceres de la casa, era como una hormiguita y cuando terminaba se ponía a zurcir calcetines o a bordar. En noviembre hacía flores de papel crepé con las que decoraba las coronas para los deudos. Ella tenía un don especial para la cocina', recordó.

Geraldo Jusakos creció viendo el sacrificio de sus padres, y por lo mismo fue un hijo y un estudiante dedicado. Cursó sus estudios básicos y medios siendo siempre un alumno sobresaliente.

Los años de estudio y esfuerzo le permitieron también graduarse con honores como Ingeniero de Ejecución en Pesca (1968), lo que le permitió ir escalando, desempeñándose en diversas empresas de prestigio nacional e internacional.

Dice que el secreto para surgir en la vida es la perseverancia y el trabajo honesto y responsable, tal como le enseñó su padre, ese joven de 20 años que llegó a Chile cargando una maleta con sueños y esperanza, y que dejó una orgullosa descendencia.