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El duro drama por la llovizna de quienes viven en campamentos

sin casa. Alrededor de 150 niños sintieron todo el rigor de las precipitaciones en Antofagasta.

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En Antofagasta hay un registro de 15 campamentos y es allí donde se percibe la pobreza más dolorosa y dura.

Y precisamente son los habitantes de esos barrios, ubicados en la parte alta de la ciudad, quienes se han visto más afectados con el frente de mal tiempo que está afectando a la región y que debería declinar mañana.

La llovizna que se dejó sentir causó serios contratiempos a la gente más necesitada y vulnerable de la denominada capital minera de Chile.

En el extremo norte está el campamento 'Ratoncito Riveros 2011', donde habitan 37 familias. Ubicado hacia arriba de Los Arenales, los vecinos debieron guarecerse y utilizar con rapidez los nylon que fueron repartidos por el municipio. La mayoría vive allí desde hace tres años

'Hay casas que no soportaron la llovizna, y se mojaron camas y enseres. Acá hay 54 niños en total, entonces nos inquieta cuando ocurre este tipo de fenómenos. Vino la coordinadora de campamentos a entregarlos los nylon y después vino la alcaldesa', sostuvo la presidenta del campamento, Marcia Garrido.

Grimaldina Jiménez llegó hace seis meses a vivir al campamento. Madre de cuatro hijos de 16, 14, 8 y 6 años, dijo que apenas comenzó la llovizna el dormitorio de sus niños quedó mojado.

'Mi esposo llegó e instaló los nylon para protegernos. Nos vinimos para acá debido a nuestra precaria situación económica', confidenció.

Reacción

Similar es la situación en el campamento 'Las Mujeres' donde viven 40 familias. José Ahumada, vecino del sector, dijo que le parece injusto que después que ocurren las emergencias, las autoridades reaccionan.

'La mayoría de las casas tienen techos planos y en mal estado, entonces después de la lluvia hay problemas con el barro y la humedad', precisó.

'Somos 22 familias y en total 24 menores. Personalmente sufrí por una filtración en el dormitorio de mi hijo mayor, también se mojó el living y la cocina. Efectivamente llegó gente de la municipalidad a entregar los plásticos, pero a veces resulta insuficiente porque hay muchas habitaciones que cubrir', explicó Claudia Flores, dirigenta del campamento Víctor Jara.

Explicó que los vecinos se ayudan porque todos viven la misma dolorosa realidad.

Colombiano

Una historia particular tiene el colombiano Kevin Quiñones que llegó hace seis años a Antofagasta, pero no le quedó otra alternativa que buscar un espacio en el cerro para instalarse con su familia.

'Pagaba 150 mil pesos en arriendo, pero el dinero se hace poco para mantener a mi gente. Soy albañil, trabajo en construcción, e intento ganarme la vida, pero la situación está más difícil', comentó. Sus manos muestran el paso de los años y el trabajo duro.

'Tuve que dormir en un auto porque el agua entraba al dormitorio. Había viento entonces no tuvimos más remedio que salir de la casa y quedarnos en el vehículo. Gente de buen corazón nos ha ayudado con materiales de construcción, pero necesitamos más elementos para mejorar nuestra vivienda. Llegamos al campamento debido a nuestra mala situación económica', argumentó Rosa Viveros.

Hace un mes que llegó a vivir al campamento 'Anita Cruchaga' y apela a la solidaridad ciudadana. Casos como éstos se repiten a lo largo de los campamentos, donde cientos de familias intentan día a día ganarle a la pobreza.

Se trata de gente que por diversos motivos no puede pagar un arriendo y menos acceder a una vivienda propia, y deben lidiar con difíciles condiciones de vida y subsistencia.