Durante los últimos meses la atención ha estado centrada en la licitación del relleno sanitario Chaqueta Blanca, relegando a un segundo plano otra materia igual de importante, como es el plan de cierre y abandono del basural La Chimba.
Este último debe detallar las acciones de remediación que será necesario impulsar para garantizar que el espacio de 40 hectáreas que durante las últimas décadas ha recibido los desechos domiciliarios de los antofagastinos, sea seguro para el entorno.
Según cifras de la Dirección de Aseo del municipio, en La Chimba entre 1997 y 2014 fueron depositadas alrededor de 2.230.000 toneladas de desperdicios de todo tipo, cifra que pese a ser sólo una fracción de todo el material que allí está, permite comprender la urgencia de adoptar medidas de remediación en el lugar.
PROYECTO
Solano Araya, constructor civil que asesora de la Municipalidad de Antofagasta en esta materia, explicó que en marzo del año pasado fue presentado a la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere) un proyecto para el estudio de prefactibilidad de este plan, por un monto de $200 millones.
La iniciativa, sin embargo, recibió observaciones, las cuales el municipio debe subsanar antes de poder optar a la línea de financiamiento especial que el organismo tiene para proyectos de saneamiento.
El asesor municipal, quien también es el profesional a cargo del proyecto del nuevo relleno sanitario, detalló que del estudio de prefactibilidad surgirán las soluciones de remediación y recuperación para el terreno de La Chimba.
En cuanto a las posibles medidas, señaló que son varias las alternativas. Una de ellas es el confinamiento de las áreas contaminadas, pero también podría surgir la necesidad de retirar una masa importante de residuos por el riesgo aluvional que existe en la zona.
Asociado a esto último, comenta el constructor civil, podría evaluarse la posibilidad de usar determinado tipo de basura para rellenar una zona de ripieras aledañas y recuperar los niveles originales de suelo que había en tales lugares.
'Sin embargo, nosotros primero tenemos que cuantificar los volúmenes de basura, las características de esa basura y en función de eso establecer, porque son muchas las variables', indicó el asesor.
La elaboración del plan de abandono y cierre de La Chimba es tan importante como la construcción del relleno sanitario Chaqueta Blanca.
La Chimba está calificado como un 'basural a cielo abierto' y recibe desechos domiciliarios de manera ininterrumpida hace cuatro décadas.
En el lugar la basura es dispuesta en trincheras, aplastada y cubierta con tierra, en un proceso rudimentario donde no existe control de líquidos percolados u otros elementos. Por todas estas falencias es que no cuenta con reconocimiento del Ministerio de Salud.
La cantidad de desechos que llega al actual depósito ha crecido constantemente. En 1997 ingresaron 105 mil toneladas de desperdicios y el año pasado la cifra ya iba en casi 200 mil toneladas, es decir, el doble.
Las estadísticas del municipio indican que en promedio de un año a otro la cantidad de basura que produce la ciudad aumenta en 5 mil toneladas.
SEREMI
La seremi de Salud, Lila Vergara, explicó que el ministerio desconoce los planes que el municipio tiene para los terrenos del actual basural.
'Nosotros no hemos recibido nada y nos interesa bastante que junto al relleno sanitario Chaqueta Blanca, que debe quedar definido ya mismo, se avance en este otro tema también', manifestó.
Respecto a los plazos, Solano Araya explicó que el estudio de prefactibilidad que definirá el futuro de los terrenos tarda entre 10 y 12 meses.
La idea del municipio es comenzar a ejecutar las medidas de remediación apenas comience a operar Chaqueta Blanca y se detenga el ingreso de basura a La Chimba.
ENERGÍA
El arquitecto, Ulises Gómez, magíster en urbanismo y seguridad humana, señaló que a diferencia de lo que sucede en el sur, donde la humedad descompone rápidamente los desechos, transformándolos en tierra, en Antofagasta la basura puede permanecer décadas, incluso siglos, enterrada sin sufrir mayores cambios.
Por eso su recomendación es recurrir a ciertas tecnologías que permiten transformar la basura en energía eléctrica mediante procesos de alta combustión que no contaminan.
Gómez planteó además que los terrenos de La Chimba a futuro deberían convertirse en un gran parque comunal que contribuya a reducir el serio déficit de áreas verdes que afecta a la ciudad, donde apenas existen 1,6 metros cuadrados por habitante.