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Desarrollo de la industria energética

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La región es una zona privilegiada tanto por las riquezas que provienen desde las entrañas de la tierra como por las que vienen desde el cielo. Esta última es inagotable y con ventajas comparativas interesantes.

La construcción de la planta termosolar más grande de Latinoamérica no es casualidad en Cerro Dominador. El complejo tendrá 10.600 espejos en 700 hectáreas de terreno y promete revolucionar la forma de obtener energía del sol y de mirar nuevas potencialidades en nuestro desierto.

La empresa Abengoa Chile Solar invertirá cerca de US$1.000 millones para generar 110 MW y 17, 5 horas de almacenamiento térmico desde la comuna de María Elena, con la ventaja de contar con un insumo natural, renovable y barato.

Este y otros proyectos son parte del nuevo panorama energético de la región, razón más que suficiente para entregar valor agregado al conocimiento de esta materia. Ya hay interesantes experiencias en el ámbito minero y además hay un número de parques fotovoltaicos aprobados para los próximos años.

El enorme nivel de inyección de recursos necesariamente pasa por reflexionar sobre qué papel jugará la región en cuanto al aprovechamiento de este gran recurso que la naturaleza entrega en forma gratuita y generosa. ¿Veremos pasar las grandes inversiones y cómo vienen profesionales de otras partes del mundo a enseñarnos o seremos capaces de generar nuestros propios especialistas? Una preguntas que necesita respuestas.

La Universidad de Antofagasta (UA) desarrolla un interesante plan para orientar sus potencialidades científicas hacia la energía solar, pues institucionalmente asumió el compromiso de convertirse en referente nacional. En el mismo camino también hay otros estamentos científicos mundiales, que han logrado enormes avances en este desarrollo de enorme futuro.

La región tiene aquí una enorme oportunidad, comprometiendo no sólo una oferta de energía, también con el desarrollo de profesionales, tecnologías y procesos para el mundo.

Recuerdan gesta del 21 de mayo

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Los festejos por el aniversario de los combates navales de Iquique y Punta Gruesa, desarrollados el 21 de mayo de 1879, se harían en toda la Provincia. También se recordaba a Tocopilla, donde los marinos y soldados de esa localidad habían ayudado a parchar los desperfectos sufridos por la Covadonga.

Dos niños murieron y uno quedó gravemente herido al incendiarse la choza de totora en la que vivían junto a sus padres en la zona de Yerbas Buenas, cerca de Vallenar.

Las dos víctimas tenían cinco años.

El fuego comenzó por la inflamación de un chonchón a parafina, según las indagaciones preliminares.

Jubilación sin jubileo

César Trabucco

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Un dato curioso se produce en estos días de otoño. Según la Organización Mundial de la Salud las expectativas de vida en Chile son de 83 años para las mujeres y 77 para los hombres. Según una AFP nacional esta en realidad es 89 para las mujeres y 84 para los hombres.

A primera vista dan ganas de creerle a la Afp para tener la esperanza de seguir aferrados a la vida pero esta diferencia tiene otras consecuencias más perversas que las sanas y legítimas esperanzas

Esta expectativa da el dato clave para calcular las pensiones que obtendremos al momento de jubilar, en el caso de Chile, la verdad, que tan pobre será.

A mayor expectativa de vida más menguada la pensión dado que el fondo acumulado en la afp se divide por el número de años por vivir, de acuerdo a expectativas en el caso de las mujeres a partir de los 60 años y los hombres a partir de los 65.

La paradoja es que esta buena noticia, la posibilidad de vivir más, es una mala noticia desde la lógica de los ingresos futuros dado que viviré más pero con menos recursos.

La sociedad actual nos pone en esta situación con una ferocidad propia de la previsión entregada a las leyes del mercado y lo que se nos asoma en el futuro es una larga vejez con muy pocos recursos y sin acceso a la salud dado que después de los 60 años las Isapres nos consideran un mal negocio independientemente que hayamos cotizado durante toda nuestra juventud.

Una sociedad que condena a sus mayores, que ahora eufemísticamente llamamos tercera edad por temor a decir vejez, a vivir en condiciones francamente precarias es una sociedad que tiene que ser capaz de reflexionar en torno a cuál es el sentido de vivir más si solo lo hacemos para financiar las farmacias en una batalla absurda por prolongar nuestra presencia en el mercado.

La vida transformada así en un cálculo absurdo es lo que se consigue cuando es el mercado el que mide todo lo trascendental.

La verdad es que la vida está en otra parte y mientras no la regresemos al lugar que le corresponde seguiremos creando este oscuro futuro donde las preguntas sobre la vida ya no se responden desde la religión o la filosofía sino desde la economía y ya sabemos que esta es sorda, muda y ciega.