Los Vaccani llegaron desde Génova con su pasión y coraje
Inmigrante. Un joven y luchador italiano se estableció en Antofagasta, aportando con su trabajo y creatividad. Sus descendientes lucen orgullosos el apellido y también su fortaleza.
La historia de la familia Vaccani en Chile es sorprendente, todo un milagro. Dos hermanos, Andrea y Lorenzo Vaccani Leoni se embarcaron en Génova, en el norte italiano, dejando atrás a su familia en el bello Lago Di Como, en la Lombardía.
No tenían destino conocido, aunque los invadía las ganas por cambiar sus vidas en un nuevo continente.
Era 1900 e Italia recién se organizaba como la república que es actualmente.
Un año de tragedias y de revueltas anarquistas que terminaron con el asesinato del rey Umberto I en Milán, capital de la Lombardía, ubicada a una hora de Como.
Años duros, de hambre, revueltas e inestabilidad que estimuló transformaciones socio-económicas que afectaron sobre todo a la propiedad de la tierra. En ese contexto es que miles de italianos embarcaron por mar hacia la conquista de nuevas tierras.
nuevo destino
Nueva York era la primera parada, luego Santos en Brasil, Buenos Aires en Argentina, Punta Arenas o Valparaíso y, finalmente, más al norte, Antofagasta, en Chile. Este último, tal vez, el destino más incierto, inhóspito y lejano de todos, aunque con gran proyección para los comerciantes debido al boom de la industria salitrera.
Así fue que los hermanos Andrea y Lorenzo Vaccani Leoni desembarcaron en el desierto más árido del mundo, aunque al poco tiempo el destino los separó.
Andrea comenzó rápidamente a trabajar en su rubro (gastronómico) en el Hotel Maury (hoy Hotel Antofagasta) y en su famoso restaurante Marconi.
Mientras su hermano Lorenzo buscó rumbos en Santiago donde finalmente murió sin dejar herederos.
Familia
Andrea, ya con 30 años y ansias de formar una familia, se casó en el Registro Civil de Antofagasta el 8 de agosto de 1900 con otra inmigrante italiana; Gomecinda Escotorín Magno, con quien sólo tuvo un hijo, Andrés.
Para esa época la próspera familia residía en su casa de Avenida Argentina y dividía su vida entre Punta del Este (Uruguay) y Antofagasta.
Era la época en que la Perla del Norte se levantaba entre las huellas de tierra y comenzaba a lucir sus primeros edificios públicos y legalizar sus organizaciones sociales, entre las que destacaban las asociaciones de inmigrantes.
Lema
La Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, con el lema 'Somos hermanos, hacemos un pacto, maldito aquel que lo rompa', fue una de ellas.
En las actas de refundación (1902) Andrea Vaccani aparece como socio fundador y aportador. El objetivo era no sólo mantener la cultura natal para los inmigrantes, sino también aportar a la sociedad a través de la Bomba Italia, la entonces escuela Italiana y hasta la edificación de nichos en el Cementerio, tal vez el primer símbolo de que el desembarco y el quiebre familiar eran irreversibles.
Los malos negocios y excesos de confianza pronto hicieron fracasar el negocio turístico y la familia se trasladó a vivir a una casa más pequeña en la calle Matías Rojas 21, ubicación que -tras el crecimiento de la ciudad- hoy coincide con el número 1671.
Fue allí donde la familia se agrandó tras el casamiento de Andrés Vaccani Escotorín y Berta Rosas Díaz, y la llegada de sus tres hijos: Saddy (1928), Marta (1930) y Sergio (1933), todos formados en los liceos públicos y laicos y con pocas obligaciones, excepto desarrollar alguna veta artística y no dejar el deporte.
Legado
Para esos años, el básquetbol era el deporte de orgullo antofagastino y mientras Saddy, periodista, aportaba con cánticos y música para la barra del Liceo de Hombres, Marta era parte de la selección regional y Sergio se transformaba en árbitro.
La cultura y la entretención eran aportadas por la madre de la familia.
La anécdota cuenta que una vez siendo Berta una joven madre, ayudó a un grupo de artistas provenientes de Santiago a ubicar hospedaje tras una entrevista realizada en la Radio Libertad, de propiedad del inmigrante español Antonio Cajiado, ubicada a la vuelta de su casa, por la calle Díaz Gana.
Rápido, la casa de Matías Rojas se transformó en un centro de tertulias para artistas como el argentino Leo Marini y los chilenos Margot Loyola, Cora Santa Cruz y su hermana Sonia y hasta los Huasos Quincheros.
Familia
Mientras, Andrés, el pilar de la familia, veía pasar los años concentrado en su trabajo como estadístico en el Servicio de Salubridad de Antofagasta, donde trabajó hasta su muerte en julio de 1966. Para ese año, ya llevaba 8 años viudo.
De los tres hermanos Vaccani Rosas, sólo Sergio sobrevive. Él y los otros 11 hombres y 4 mujeres de la tercera generación están hoy repartidos entre Antofagasta, Santiago y Austria, intentado hacerle honor a ese único atrevido inmigrante Vaccani que arribó a Chile, a comienzos de 1900.
Sus descendientes lucen orgullosos el apellido, y hoy se desempeñan en los más variados oficios, pero siempre destacando por su empuje, tenacidad y amor por la familia y el trabajo.
Ese fue el legado que dejó el abuelo, que construyó su vida en el norte a base de esfuerzo y coraje.