Mientras distintos actores sociales, desde los estudiantes hasta los políticos, plantean sus caminos para poder mejorar la educación en nuestro país, se ratifica más aún aquel desafío que existe de que nuestro país cuente con una enseñanza de acuerdo a sus necesidades y requerimientos, especialmente en aquellas escuelas y colegios que no cuentan precisamente con recursos importantes para establecer metas ambiciosas en términos académicos.

Sin embargo, aún con todas las dificultades ya sea económicas, sociales o culturales, aún existe la capacidad de reinventarse y establecer cartas de navegación que conduzcan a mejores resultados. Así por lo menos lo dejó ver una investigación realizada por la Universidad de Chile y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la que detectó que en una década el 41% de los establecimientos educacionales subieron su rendimiento en la prueba Simce, pero sólo el 10% consiguió hacer de este progreso un fenómeno sostenido.

La investigación, que apuntó a los procesos de mejoras en la educación que realizan colegios, especialmente aquellos que son de escasos recursos, con poca selección y bajo copago, mostró una serie de antecedentes que contribuyen al mejoramiento de la educación, entre ellos, mantener objetivos en el tiempo y la perseverancia, debido a que los cambios se evidenciaron recién a los cinco o seis años. Se identifica como clave las condiciones de trabajo del cuerpo docente y de los estudiantes, como además la 'institucionalización' del proyecto de mejoramiento, con el establecimiento de equipos de trabajos férreos y cohesionados, en donde el responsable no sólo es el director o directora. El Simce sigue siendo necesario, pero no como un elemento de presión, sino que como un parámetro que permita medir avances o retrocesos. Y así, más que una competencia, el mejoramiento de la educación se transforma en un proceso participativo y sustentable.

Nuevamente, a la luz de los hechos, el aporte o el llamado 'factor humano' es fundamental para mejorar la educación.

'Hay dos panes, usted se come dos, yo ninguno. Promedio un pan por persona'. Así lo dice nuestro poeta Nicanor Parra, es el actuar solapado de nuestra estructura política y económica que inhibe nuestro desarrollo, generando inequidad territorial y por consiguiente social.

La concentración política, económica y territorial del país se visualiza en la Región Metropolitana, viven en ella el 42% de la población y el 52,2% del capital humano y produce el 49% del PIB, todo en 2% de la superficie de Chile. Lo falso de esta estructura centralizada es asumir que el territorio es uniforme en todo el país, sin concordancias entre las políticas públicas y las singularidades territoriales, además se niegan o se subutilizan las ventajas comparativas. El centralismo es el gran limitante del desarrollo.

El ciclo de desarrollo, que se generó con la venta de recursos naturales baratos, como cobre, forestal y pesca, ha empezado a detenerse por los mayores costos de producción que están sobre el promedio mundial, además políticas públicas que no miden las externalidades negativas en el territorio y la fuga de gran parte de las externalidades positivas a la R.M., provocando conflictos ambientales y generando incertidumbre a la inversión.

Cuando la Presidenta Michelle Bachelet nombró a los intendentes afirmando que éstos serían los últimos designados, todos pensábamos que se iniciaba un proceso de descentralización, lamentablemente no fue así: en la discutida reforma tributaria no hay nada sobre recursos regionales.

En el proyecto de eliminar el Binominal, se ignora que el Senado tiene por objeto establecer la equidad territorial y así ocurre en la mayoría de los países del mundo, cada región tiene el mismo número de senadores. El presidente del Core, autoridad elegida democráticamente, tiene solo atribuciones para presidir las sesiones. En la Reforma Educacional nada se habla de políticas de atraer, conservar y desarrollar capital humano en regiones. En la nuestra, se recortan presupuestos. No existen políticas para regionalizar las empresas del Estado, el directorio de la EPA se constituye con personas ajenas a la ciudad, a pesar que su actividad está en grave conflicto con ella.

Esperamos que este actuar se rectifique.

En el grupo de estudios que se reunía en la Biblioteca Popular se recordaba que era el fallecimiento en 1852 de don Francisco de la Lastra, ilustre patriota que como gobernador de Valparaíso y luego Director Supremo, dio un notable impulso a la navegación hacia los puertos de Arica e Iquique en 1814.

El intendente Jorge Molina informó que está en la etapa decisiva de estudio para que el Gobierno Regional y el Departamento de Concesiones del MOP se pronuncien sobre una propuesta privada para la concesión de rutas en la región.

El gobierno está interesado en dos vías para la zona.