Hijos del sol y del cobre

Mauro Robles

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Se humedecen las manos y los latidos del corazón aumentan cuando se trata de escribir de la madre tierra, de la Pacha Mama, de la matriz que nos parió y nos bendijo al ser hijos del sol y del cobre. La carne se pone trémula mientras los recuerdos vuelven a la memoria del significante y del significado que conlleva ser chuquicamatino. En realidad no es que se trate de un aniversario más; cuando el amor de siempre y el amor eterno se unen el resultado no es otro que mi querido, amado y añorado Chuquicamata.