Y se terminó la Cuarta Feria Internacional del Libro Zicosur 2014. Estuvimos allí, los once días que duró, mañana y tarde, aportando con un espacio de cine. Y pudimos constatar varios detalles importantes: la Filzic es uno de los eventos que ha ido creciendo y consolidándose como un referente dentro de la agenda cultural de la ciudad, ampliándose cualitativamente, abriendo espacios para la literatura, la artesanía, el teatro, el cine, la fotografía, los cómics, la pintura y la música entre otras manifestaciones que se han ido sumando a esta fiesta que es preciso cuidar, incluyendo los conversatorios y las lecturas de poesía y cuentos por sus propios autores.

Durante este período nos reencontramos con un sinnúmero de creadores, de amigos, descubrimos talentos emergentes y aplaudimos a los consagrados.

También sufrimos los habituales imponderables que vienen aparejados a estas macro actividades: hubo nerviosismo, problemas que solucionar en el minuto y más de un tropiezo.

Pero todo eso, a la hora de las sumas y las restas, se compensa con la maravillosa experiencia de haber estado en contacto con tanta gente que entiende que el arte y las expresiones culturales siguen siendo el aliciente ante tanta fatuidad y grosería ambiente.

Como toda criatura en desarrollo, no estuvieron todos los que debieron estar, por cierto, pero ¡vaya que hubo panorama durante once días en una Perla del Norte que demostró una vez más que de dormida tiene poco!

Seguramente en el balance tranquilo, en el repaso de los pro y contras, sus organizadores sabrán ponderar lo que sumó y desecharán lo que restó. Pero nadie puede desconocer que esta cuarta versión de la Filzic ha venido a demostrar, con creces, que la cultura sigue siendo la mejor carta de presentación de nuestro país en el extranjero, abriendo diálogos y sembrando sueños.

Harta razón tuvieron cuando bautizaron este cuarto año como 'Ojo con la Filzic'. Porque ya es imposible imaginar a nuestra ciudad sin este evento que une, congrega y enorgullece. ¡Hasta la próxima!