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La cobertura de las catástrofes

El terremoto en el norte del país como el incendio en Valparaíso pusieron la atención y los esfuerzos informativos del periodismo nacional en ambos frentes.

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El Consejo Nacional de Televisión (CNTV) recibió más de un centenar de denuncias respecto a la cobertura periodística del catastrófico incendio que afectó a Valparaíso, denuncias que apuntan principalmente al trabajo de los canales nacionales abiertos. La crítica expuesta en las denuncias se refiere principalmente a "sensacionalismo, truculencia y dignidad de las personas", de acuerdo a la visión ciudadana expuesta al CNTV ante el tratamiento que se le ha dado a la emergencia en el puerto. Más aún, los denunciantes fueron específicos al apuntar a la "sobreexposición de los reporteros, las entrevistas a menores, imágenes de animales 'carbonizados' y comentarios inapropiados por periodistas en terreno", lo que habla del impacto y los efectos que puede tener este trabajo en las audiencias.

En general, los medios han tratado de exponer un criterio de "reflejo de la realidad" en su trabajo, particularmente la televisión, que puede hacerlo de manera simple y directa a través de las cámaras. Sin embargo, es en ese momento en que la comunidad espera que la prensa sea especialmente cuidadosa con su trabajo, y así lo ha hecho saber al CNTV.

Es motivo de debate el plantear qué mostrar en catástrofes. Cuál es el rol que está cumpliendo el periodismo al dar a conocer "la realidad". Sin embargo, hay principios que pueden moderar la discusión y que se basan en la utilidad que pueden prestar ciertos tratamientos noticiosos, el grado de "interpretación" de la realidad para determinados fines -especialmente si de rating se trata- y finalmente, el respeto por la delgada línea que determina los derechos de las personas, especialmente, víctimas de tragedias.

En el fondo, es evidente que la prensa y el ejercicio periodístico enfrentan desafíos ante emergencias y catástrofes a la hora de definir su cobertura. Cobran relevancia los "cómo" sobre los "qué", sin desatender los "por qué".

Si bien la labor de la prensa no puede ser del gusto universal, sí debe responder a principios fundamentales objetivos que representan a la comunidad por la que trabaja, y por los cuales la misma comunidad reclama.

Patrimonio, riqueza y sustento

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Nuestra mayor riqueza, sin duda no es el cobre ni tampoco lo ha sido el salitre, nuestra mayor riqueza es la historia que nos convoca y en base a la que vamos construyendo la memoria colectiva que nos sustenta.

Es aquello que nos identifica como habitantes de Antofagasta, que nos refleja y nos hace sentir partícipes de nuestra ciudad.

Nuestra mayor riqueza es el tesón de nuestra gente y la inmensa suma de esfuerzos que se han requerido para hacer habitable este desierto.

Somos una suma de coraje y trabajo, que nos ha permitido escribir esta historia.

Una historia que va plasmándose en íconos que reconocemos como propios y que van llenando nuestros días, transformándose en puntos de encuentro ciudadano y colmándonos de orgullo.

Una historia que va multiplicándose en lugares y obras que mostramos al turista cuando nos visita, que retratamos en nuestros paseos familiares. Que se plasma en festividades y tradiciones que agendamos en nuestra vida, porque nos llenan el espíritu.

Estamos inundados de patrimonio histórico, cultural y turístico. Tanto así, que éste se disgrega y se pierde, esculturas, edificios patrimoniales e incluso libros, han desaparecido sin que contemos con un registro certero de su existencia.

Aún estamos a tiempo de resguardar nuestro patrimonio y ponerlo en valor, de generar un plan que brinde sentido a lo nuestro, que lo difunda y posicione en la comunidad.

Somos materialidad e imaginario, realidad, sueños, alegrías y descontentos. Asumirnos en nuestra integralidad y potenciarnos teniendo claro cuáles son nuestras fortalezas y debilidades, nuestras oportunidades y amenazas, parece simple, pero requiere despojarnos de soberbia y prejuicios para ser capaces de sumar esfuerzos e iniciativas en pos de dar sustento a la ciudad que habitamos.

Requerimos urgentemente conocer y reconocer nuestra historia, recibir la herencia que nos han legado quienes con tanto esfuerzo forjaron este territorio. Poner en valor nuestra riqueza más substancial y sentirnos partícipes de nuestra ciudad.