Contaminación en el sector norte
El problema de quienes viven al lado del basural de La Chimba es una falta absoluta de consciencia y voluntad de solucionar el problema.
No son pocos quienes han reclamado que la misma fuerza utilizada para exigir un ambiente libre de contaminación en la zona centro sur, debiera usarse para lo que sucede jornada tras jornada en el área norte aledaña al basural de La Chimba.
El comentario es certero, aunque una cosa no excluye a la otra.
Pero lo cierto es que Antofagasta está enfrentada a un problema enorme con la disposición y acopio de su basura domiciliaria, donde la zona presenta un atraso enorme en relación a otras comunas que tienen estándares mundiales en su manejo.
Para poner las cosas en orden, lo que aquí tenemos es un basural, mientras las ciudades más importantes del país tienen rellenos sanitarios.
Esto no es sólo el fruto o el resultado del azar; es la conclusión de una mejor gestión y la aplicación de una política que el país ha suscrito con el mundo para el manejo sanitario y medioambiental de lo que producen las personas.
De acuerdo con un catastro realizado por el Ministerio de Medio Ambiente, existen 25 rellenos sanitarios en Chile (recintos que poseen capas para evitar la filtración de líquidos percolados y medidas de seguridad, entre otros aspectos); 72 vertederos (que cuentan con cierre perimetral y un tratamiento mínimo de los desechos) y 67 basurales, que no cumplen con normas sanitarias.
En los primeros, sin embargo, se recibe un 70% de los desechos generados a nivel nacional.
El problema es que, según un catastro de las instalaciones faltantes elaborado por la Subdere plantea que existen al menos 27 zonas del país donde se deben emplazar rellenos sanitarios nuevos, para lo que se están ejecutando proyectos.
Antofagasta se encuentra aquí, al punto de vivir el peor de los mundos, con un sitio que no cumple ningún estándar y que sufren todos los habitantes aledaños al lugar. Las quemas, los malos olores, traducidos en el empeoramiento de la calidad de vida son de las cosas más críticas a las que la autoridad ha hecho oídos sordos por ya demasiados años.