¡Trotar!, ¿para qué?
Comentarista deportivo
¡Hola, amigos! Les confieso que nunca me ha gustado ser "general después de la batalla", pero, en junio de 2008 titulé una columna como "Deporte y Salud", y como subtítulo "Chaitén antofagastino", en la que tocaba el tema de la "polución".
Hoy todos hablan de la mala calidad de vida en la ciudad producto del polvo en suspensión, pero quiero aclarar lo siguiente: la mala calidad del aire viene desde hace tiempo, lo que viene ahora es que se agravará más, producto de las quemas en el vertedero, el tema del molino y, por supuesto, con el famoso "galpón".
Las muestras de polvo negro no son de ahora, son producto de acumulaciones que ya existían y según las autoridades de la época, éstas estaban "bajo la norma internacional", o sea, lisa y llanamente, nos estaban engañando, porque en los tiempos actuales claramente no importa la salud de las personas, interesa más ganar plata.
Hoy se reclama porque cerca del puerto existen edificios de las "clínicas de salud", la Secretaría Regional Ministerial de Obras Públicas (MOP), varios departamentos.
Sin embargo, se olvidan que también están el Gimnasio "Guibaldo Ormazábal" (exFortín 21 de Mayo), donde practican adultos mayores, el Gimnasio del Instituto Nacional de Deportes Regional Antofagasta y la Piscina Olímpica "Doctor Edmundo Ziede Abud".
Como si fuera poco, también están el Liceo Técnico, el de Niñas, la Ymca, otros colegios y hasta la misma Secretaria Regional Ministerial (Seremi) de Salud.
El deporte que más ha crecido en los últimos años es él "runners" y, ¿sabe usted dónde trotan esos deportistas? Pues, desde el Balneario Municipal hasta el mall, por la Costanera pasando frente al famoso galpón.
¿Cuál es el efecto fisiológico del trote? Con él se apura la inhalación y exhalación del aire, la hematosis que mejora el intercambio gaseoso en los alvéolos pulmonares, el mayor transporte de oxígeno a las células (respiración celular).
Al haber mala calidad del aire, el efecto fisiológico prácticamente queda anulado, o resulta muy poco efectivo.
Entonces, ¿para qué trotamos, señor!
Hasta la próxima.
¡Dios, mediante!