Andrés Sabella, 1981

Waldo Valenzuela es de aquellos que hicieron del Norte una vocación, dejando tentaciones de moda y ventajas de taller "a gusto de", para intentar la hermosa aventura de expresar a la tierra y al hombre de nuestra región.La obra creadora de Valenzuela, nació al arte, batallando.

No ignora Valenzuela cuán difícil es separar los límites de "lo que es", del sutilísimo "lo que debe ser", de acuerdo al dictado de nuestros sueños.

Vemos la realidad, la palpamos, la sentimos arder en nuestras manos. Pero, por encima de sus llamas, suben las llamas de nuestra alma, vibrando en el juego de sus figuraciones y símbolo.Hijo de Ovalle, Valenzuela intima con sus verdes y no teme encuestar a los ocres y a los grises que nos hechizan en la austeridad de nuestras pampas. De este enriquecimiento de sus ojos, sale el estallido de colores de sus cuadros que van más allá de la realidad: salen los sustentos vivos, tonos, matices , de los símbolos que maneja.

No es posible esquivar al Valenzuela cristiano, porque aparece pujante en sus telas. "Árbol de la Cruz" contiene lo más elocuente de su producción: Cristo es y no es en este bello óleo, compendio del arte de nuestro compañero. La verdad de Cristo está allí. Pero, además, está la verdad del pintor que lo exalta, rodeándolo del símbolo grande de su fe y de su pasión creadora.

No contemplamos por debajo del hombro otros óleos trabajados con rigores de pupila. Mas, pecaríamos contra nuestra admiración, si no insistiésemos que es la faena simbólica de Waldo Valenzuela la que nos entrega deleite y nos obliga a penetrarla, forma a forma, para disfrutarla en sus mensajes.

N. de la R.: Expone una interesante y valiosa muestra retrospectiva en la sala Chela Lira de la UC del Norte. Es uno de los líderes de la actividad pictórica, que ha demostrado con las exposiciones Salón de Mayo, Cristo en el Arte, Salón de la Plástica antofagastina, Pinacoteca Juvenil del Lea… así como con obras escritas en relación con la pintura.