Teófilo Cid
Karen Pesenti M.
"Los hombres de talento somos muy pocos y, por eso, debemos personarnos los inmensos defectos que arrastramos a manera de pathos personal".
Teófilo Cid, un poeta de entreguerras, nace en Temuco el año 1914, hijo de un funcionario de ferrocarriles, quien más tarde le daría la mayor pena de su vida. Debido a la labor que desempeñaba su padre, él se vio obligado a mudarse constantemente por la zona sur de Chile.
Se dice a modo de anécdota que pasaba año por medio de curso, esto debido a su increíble flojera; ya en la universidad estudia pedagogía en castellano y derecho, ninguna de las cuales llegó a terminar.
Lector voraz y gran conocedor de las letras, Cid tenía la mala costumbre de corregir a su profesor de literatura; no obstante es en la universidad donde conoce a Braulio Arenas y a Enrique Gómez Correa con quienes creará la revista "Mandrágora" en la cual los poetas del 38 llevarán a la práctica su ideal poético-surrealista.
Teófilo Cid no solo fue el traductor de Vicente Huidobro, sino también su amigo y seguidor. Sin embargo, con quien pasó más de una peripecia fue con la poeta Stella Díaz Varín, de quien se dice ser la única capaz de besarlo y la única que lo podía besar.
Stella y Teófilo se vieron muchas veces escapando de restoranes ya que ella decía que sus amigos (Nicanor Parra, Enrique Lihn, Cid, Alejandro Jodorowsky) eran unos muertos de hambre.
Con el tiempo y el pesar de las penas que cargaba, el poeta se deja abandonar guardando refugio en el alcohol, habitando así la casa del escritor hasta los días de su muerte en el año 1964 muy cerca de cumplir 50 años.
Teófilo no solo fue un gran poeta sino también cronista, traductor y narrador. Su poesía es de una gran calidad musical, hermosas imágenes y hasta autobiográfica, por lo que un buen lector debe ser capaz de entender el período vivido por el autor.
En 1963 la comuna de San Miguel le concedió el Premio Nacional del Pueblo. Se había permitido abordar todos los géneros literarios.