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Nombramientos

"Las regiones hemos recorrido un camino de empoderamiento que quizás desde la capital no se ve".

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Desde las 7 de la tarde del día 15 de diciembre el país se enteró que la Presidenta de Chile para el periodo 11 de marzo 2014 hasta el 11 de marzo 2018 era la Sra. Michelle Bachelet. Desde ese momento la Nueva Mayoría supo que tendría que generar los nombramientos propios de la estructura de gobierno.

Casi tres meses para haber realizado un trabajo de búsqueda que, además de dar garantías de prolijidad, dejara satisfechos a moros y cristianos en una coalición de amplio espectro con complejas tareas por abordar.

Las críticas que hasta acá ha habido al proceso pareciera ser no tuvieron que ver, en el caso de la región, con falta de tiempo sino más bien con un lastre estructural que puede afectar seriamente el futuro de la región. El exceso de centralismo partidario que transforma a los partidos en región en verdaderas sucursales sin capacidad de decisión.

Las futuras reformas, particularmente la constitucional, deben entre otras definiciones, abordar necesariamente el tema de la regionalización y descentralización. Esta vez deberá ser en serio, si no las energías buscarán cauces que sepultarán los partidos, instrumentos claves en un sistema democrático moderno como el que demandamos.

La eterna controversia, llena de sabrosas anécdotas, respecto si el intendente representa ante la presidencia a la región o si a la inversa es el representante de la presidencia en la región se resolverá en el futuro con la elección del intendente. Pero, mientras tanto, culturalmente, hay que hacerse cargo de la transición que pasa, necesariamente, por empoderar al intendente de tal manera que el cambio por venir no se traduzca en un drama de gobernabilidad.

La sociedad con su proceso de cambios está marchando a una velocidad que la estructura del Estado y la estructura de los partidos no están asumiendo con celeridad, esto solo se traducirá en un descontento que siembra vientos sin saber qué habremos de cosechar.

Las regiones hemos venido recorriendo un camino de empoderamiento que quizás desde la capital aún no se ve, son tantas las cosas que no ven, y que en un tiempo aun no predecible alzarán la voz ya que si no nos ven por lo menos nos tendrán que escuchar, fuerte y claro, qué país queremos construir. Los últimos hechos podrían darnos la razón.

Sociólogo y académico Universidad de Antofagasta

Un camino que el deporte propone

El éxito de los Odesur Santiago 2014, muestra que el deporte es una alternativa interesante y valorada socialmente cuando en ella se invierte.

El evento realizado en Chile deja un legado en obras y resultados que no se puede desaprovechar. De hecho, marca pautas y caminos que el país debe asumir. Los deportistas son los nuevos héroes.

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La sobria y exitosa ceremonia de cierre de los Juegos Suramericanos Santiago 2014, sólo es comparable a lo que deja el mismo evento para el país, que básicamente se reconoce en la infraestructura que se levantó para este certamen, y a los resultados deportivos de aquellos atletas que consiguieron igualar o superar sus marcas personales.

Contar con una competencia internacional multidisciplinaria en Chile, es un privilegio y a la vez una responsabilidad que exige al organizador una preparación amplia, no sólo en el plano deportivo, como se reconociera en la misma jornada de clausura.

Pero en lo estrictamente interno, se puede hablar de medallas, de lo que se ha avanzado o retrocedido, aspectos que tendrán que contrastarse con las políticas que como Estado han sido impulsadas para hacer que el deporte competitivo redunde en los resultados que Chile espera. Por supuesto, esto constituye un desafío país que debe llevar a la reflexión y a las definiciones.

El país ganó en infraestructura de calidad para el deporte. Así como se han invertido miles de millones de pesos para la construcción de nuevos estadios de fútbol, Santiago -por lo menos- queda con recintos de primer nivel para la práctica de una serie de disciplinas olímpicas, que no pueden quedar en la inmovilidad. Y es ahí donde nuevamente cobra valor la importancia de seguir impulsando el deporte de alta competencia.

Por qué no pensar en que nuestros grandes deportistas puedan quedarse en Chile para prepararse con miras a grandes eventos internacionales. Por qué hoy deben salir al extranjero a trabajar para representar dignamente al país. Por qué no pensar en invertir en la construcción de centros deportivos de calidad en las regiones.

Son apuestas que pueden ayudar a mostrar que efectivamente el deporte puede captar talentos y motivar cambios sociales. El deporte promueve la vida sana, la disciplina y la integración, entre otros valores que hoy son relevantes y que más allá de propuestas y palabras, requieren de recursos y políticas concretas para que puedan instalarse en nuestra sociedad.