"Acá, una modernización real se plantea antes que todo el sistema colapse".
Si los nombramientos fueron dificultosos a nivel nacional, a nivel regional tampoco estamos exentos de polémica. Sin lugar a duda lugar, los revuelos causados nos indican que una reforma del aparataje institucional es urgente. La alternancia política nos demostró claramente que la máquina estatal, en números puestos claves de su funcionamiento, está politizada, "partidarizada", lo que va a contra sentido de una supuesta vocación de interés general.
Los nombramientos, de los puestos de seremi hasta los de ministros, son el fruto de negociaciones que responden a lógicas partidistas que se enfrentan a las correlaciones de fuerza que existen al interior de las diferentes coaliciones políticas, lo que se aleja bastante de la búsqueda de excelencia que cada nuevo gobernante emplea hasta la saciedad. Hoy, es imprescindible crear en Chile un centro de formación de "tecnócratas", de agentes territoriales, especializados en el manejo de recursos públicos y en la aplicación de políticas públicas en las regiones, estos últimos habiendo escogido esa carrera para trabajar especialmente en la esfera pública regional, y esos cargos manteniéndose a pesar de los cambios de gobierno. La efectividad de la estructura estatal no puede depender del color político del mando.
Por otro lado, era muy iluso pensar que un nuevo un personero político competente iba a aparecer por magia, ipso facto, una vez el cambio de mando realizado. Se instaló en la consciencia colectiva el leitmotiv que no "deben repetirse" los platos. Recordemos entonces que la "Nueva Mayoría" es simplemente la "Concertación" más el Partido Comunista, un partido que representa a lo máximo unos 5% del electorado. Por ende, los diferentes juegos de influencia han variado muy poco y el mapa político también.
Con la elección popular de los cores, la carencia de legitimidad democrática de los nombramientos de los intendentes y gobernadores se nota como una nariz en medio de la cara. La dinámica actual que se puede vislumbrar de la sociedad chilena es un pedido de más transparencia y democracia y no más "hechos del príncipe", que en idioma llano se refiere a la posibilidad para un gobierno de actuar arbitrariamente. Acá, una modernización real se plantea antes que todo el sistema colapse.
Facultad de Ciencias Jurídicas Universidad de Antofagasta