"Hasta que la muerte nos separe" parece ser una frase que cada día pierde más credibilidad para muchas parejas en la región, las que por diferentes razones o circunstancias deciden separar sus caminos e iniciar el proceso judicial que pondrá fin a sus matrimonios.
Sólo durante 2013, 3.726 parejas dieron la partida a sus trámites de divorcio, ya sea iniciando la respectiva demanda o notificando el cese de convivencia, que es el primer paso para llegar a una disolución por ese motivo.
Al comparar las parejas que manifestaron su decisión de separarse, con las que sellaron su deseo de estar juntos, las primeras sacan una gran ventaja, pues en la región el año pasado sólo se celebraron 2.520 matrimonios, según cifras oficiales del Registro Civil.
El análisis de Ricardo Vitteri, de la agrupación Separados Chile, es categórico. "Por cada 100 bodas celebradas en la Región de Antofagasta, otras 153 parejas han iniciado sus trámites de separación".
Tal indicador, según Vitteri, significa que una pareja que se casa hoy en la región, prácticamente no tiene posibilidad alguna de tener éxito en su matrimonio o, dicho de otra forma, "es poco probable que alcance a recibir su bono de bodas de oro".
Este escenario resulta lamentable para los sectores que durante años han promovido el matrimonio como una institución indisoluble.
Tal es el caso de la Iglesia Católica, donde ven esta creciente tendencia como una consecuencia lamentable de lo "permisiva" que se ha vuelto la sociedad nacional.
"Nos duele, nos afecta que haya tanto divorcio. Creemos que como sociedad ahí estamos errados. Hay varias cosas que están incidiendo, como una mayor permisividad, el trabajo de la mujer, la propaganda, las leyes que facilitan el divorcio, que a veces es más fácil que otros trámites", comenta el arzobispo de Antofagasta, monseñor Pablo Lizama.
Para el sacerdote, la liviandad con que muchas parejas asumen el matrimonio influye en el número de divorcios. Por eso la iglesia realiza una preparación previa al sacramento.
"Se necesita una madurez mayor, prepararlos desde el mismo hogar, (queremos) que las familias se animen a hacer una preparación y mostrar los valores del matrimonio y lo bonito que es compartir una vida", dijo Lizama.
El sacerdote comentó que antes los divorcios eran mal vistos. Ahora en cambio "se hace hasta una fiesta. Hay una sociedad más light, que no se toma en serio el compromiso del amor".
Otro factor que para Pablo Lizama cobra relevancia en una separación son los hijos. "He visto parejas que pelean por los niños, ellos están 3 días ahí y otros 2 allá, las vacaciones compartidas, las fiestas con uno y con otro, es tremendo. No se toma en cuenta todo el daño que se hace", afirmó.
Actualmente la Ley de Matrimonio Civil establece varias figuras para las parejas que ya no quieren estar juntas, entre ellas, la separación judicial, la cual puede ser invocada por uno de los dos cónyuges, en caso que el otro no cumpla los deberes que impone el matrimonio o las obligaciones con los hijos. También puede solicitarse al tribunal por cualquiera de los cónyuges, o por ambos, cuando haya cesado la vida en común.
Esta figura establece el estado civil de "separado", el cual no habilita para volver a contraer matrimonio, es decir, no disuelve el vínculo.
Dicha condición será inscrita en el Registro Civil. Previo a este paso, el juez debe resolver los efectos patrimoniales y jurídicos de la pareja, con especial resguardo del interés superior de los hijos, si éstos existen. Con la separación judicial terminan los deberes de cohabitación y fidelidad.
La figura del divorcio y nulidad es distinta, pues allí se disuelve el matrimonio y los cónyuges pasan a ser solteros. Por lo mismo, pueden volver a contraer matrimonio.
Según cifras del Poder Judicial, en el Juzgado de Familia de Antofagasta se dictó sentencia de separación judicial en 10 oportunidades durante 2013. En el Juzgado de Familia de Calama éstas llegaron a 7.
En cuanto a la disolución definitiva del matrimonio, el mismo tribunal antofagastino dictó sentencias de divorcio "por culpa" en 22 casos, de divorcio por cese de convivencia en 395 oportunidades, de divorcio por común acuerdo en 535 causas y sólo 2 nulidades. En el Juzgado de Familia de Calama el número de sentencias por divorcio en sus tres causales totalizó 436 casos.
En total, en la región fueron inscritos en el Registro Civil 1.332 divorcios, 17 separaciones judiciales y 5 nulidades. Esto corresponde a procesos iniciados en años anteriores y que durante el 2013 recibieron la sentencia definitiva.
Sólo en enero del presente año se dictó sentencia de divorcio en 118 casos, 2 por culpa, 63 por cese de convivencia y 53 por común acuerdo.
En el contexto nacional, Ricardo Vitteri, de Separados Chile, explica que el escenario es aún más desalentador.
"Al cruzar las estadísticas de ambas entidades (Poder Judicial y Registro Civil), el resultado dejó al descubierto que en promedio por cada 100 parejas que se casan, otras 182 inician sus procesos de divorcio. Se están separando muchísimas más personas de las que se casan, y nos consta que están aumentando fuertemente los chilenos que se están separando con apenas uno dos años de casados", subrayó.
En este punto, Ricardo Vitteri expresó que el rango etario donde el matrimonio es más corto es entre 18 y 30 años, y las causas son preocupantes.
"Entre las causas más recurrentes en este grupo está la infidelidad, con un 49%, el consumo de drogas y alcohol, con un 34%, y los problemas económicos, con 12%. Y ojo que el tema de las drogas está aumentando mucho", advirtió.
Vitteri aclaró que muchos divorcios y separaciones esconden sus verdaderas causas al ser difíciles de probar.
"Una pareja que se casa hoy en la región prácticamente no tiene posibilidad alguna de tener éxito en su matrimonio".
Ricardo Vitteri
Director de Separados Chile