Antonio Rendic, poesía y religiosidad
Osvaldo Maya Cortés
Don Antonio Rendic Ivanovic (Sutiván, 2-XII-1896. Antofagasta, 13-II-1993) tiene un mérito que, sin registrarlo la Literatura Chilena, le corresponde con absoluta propiedad: "Ivo Serge" es el autor de poesía religiosa más destacado en las letras regionales del siglo XX.
El hecho implica un problema de conocimiento. Pero, ínter nos, admitamos la total inexistencia de iniciativas culturales antofagastinas para enmendar esta injusticia que debiera ocupar lugar preferente en las preocupaciones de la intelectualidad local.
Dado que la teología no es mi fuerte, sólo me cabe inquirir: ¿el hecho expuesto no ha llamado la atención de algún teólogo? En ese amplísimo ámbito, el diálogo con don Antonio deleitaba.
Como lego, participé de sus juicios para Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús y, en sus recitaciones, expresando su ferviente y eclesial anhelo de "contemplar la verdad pura, sin velo", creo que le sobraba fe al repetir estos versos de Fray Luis: "¿Cuándo será que pueda, / libre de esta prisión, volar al cielo?"
Si ya en 1930 hablaba de que "¡El alma no muere!", con los años su religiosidad se decantó ante el inefable "polvo eres…" hasta decir: "Porque traté con ternura / a los que sufren dolor, / y amé en cada creatura / la mano del Creador; / porque puse en toda herida / la palabra estremecida / y el bálsamo del amor, / hoy tengo el alma florida / y paz en el corazón."
Por fe, admite ser: "¿Místico? Tal vez no. Pero un profundo / creyente que ama y que busca a Dios, / a ese Dios que por salvar al mundo, / murió crucificado y perdonó. / (…) / Yo sé que pronto -al terminar mis horas-- / nuevas lunas, quizás, nuevas auroras / rodarán para mí. Y un nuevo sol / me guiará hasta el trono del Amado. / Y en cuerpo y alma un día resucitado, / vivo estaré en el corazón de Dios."
"Ama, el amor nos limpia y purifica y nos hace humildes, generosos y buenos".