Secciones

Mala señal para la justicia

A dos años de la violación y asesinato de una niña en Tocopilla, es impresentable que dos abogados defensores admitieran en el tribunal no conocer la investigación.

E-mail Compartir

El 26 de febrero de 2012, una violación y posterior homicidio de una niña de ocho años remeció la habitual tranquilidad de Tocopilla. Al momento de ser sorprendido, el autor de estos actos tenía el cuerpo de la menor debajo de su cama.

Ya pasaron dos años y desde ahí no ha ocurrido mucho en términos judiciales, más aún cuando el imputado está confeso por los dos delitos y arriesga presidio perpetuo calificado, es decir, 40 años de cárcel. El acusado ya había cumplido cinco años de presidio por otra violación.

Sin embargo, este drama sigue profundizando las heridas físicas y sicológicas de los familiares de la pequeña víctima, que el miércoles pasado oyeron con impotencia que el juicio fue reprogramado para el próximo 9 de abril.

¿La causa? El acusado de 36 años argumentó que los abogados defensores nunca tuvieron contacto con él y que por lo mismo no tenían un conocimiento acabado de la investigación, situación que fue reconocida por ambos profesionales.

Una pésima señal y que deja al desnudo algunos problemas frecuentes que ocurren al interior de los tribunales. La suspensión de juicios por falta de magistrados, escapes de reos y hasta conatos entre familias son algunos de los inconvenientes más comunes.

En el caso de la niña de Tocopilla, la familia deberá seguir esperando el juicio del homicida de su hija, mientras que otra vez serán citados los peritos, policías y testigos venidos desde distintas zonas del país.

Por cierto, esta postergación también tiene un fuerte impacto en la percepción de la comunidad, lo que de alguna manera explica las fuertes críticas al sistema ante estos delitos de alta connotación.

La Fundación Amparo y Justicia, cuyos abogados representan a la madre de la niña, tiene razón al señalar la vulneración de los derechos de su defendida, por lo que presentaron un reclamo formal a la Defensoría Nacional.

La reprogramación de este juicio marca un vergonzoso precedente en la forma de hacer y aplicar la justicia en Chile. La familia de Valentina Arriaza merece más que una disculpa.

Violencia infanto-juvenil

La reprogramación de este emblemático juicio marca un vergonzoso precedente en la forma de hacer y aplicar la justicia en Chile. La familia de Valentina Arriaza merece más que una disculpa.

"Los modelos de aprendizaje y el entorno familiar son clave para impedir la violencia".

E-mail Compartir

Diversas investigaciones han establecido que la violencia infanto-juvenil es multicausal, por lo cual se hace necesario no caer en estereotipos ni prejuicios reduccionistas, como es la vinculación de la violencia sólo a¬ condiciones sociales, videojuegos o aspectos genéticos, destacando que determinadas condiciones sociales (hacinamiento, pobreza, desempleo, desigualdad) que si bien acentúan la violencia, no sólo éstas la explican o determinan.

Conforme a la literatura científica, uno de los factores que más incide en la manifestación de violencia infanto-juvenil es el factor sociocultural primario de crianza, como es el entorno familiar de niños, niñas y adolescentes, particularmente en la forma que tienen éstos para resolver los conflictos y de comunicarse entre sus miembros.

Donde la optimización de las competencias/habilidades parentales en los estilos de crianza sería sin duda una clave en el proceso de prevención de la agresividad infanto-juvenil, y con ello conductas disruptivas.

Si un niño, niña o adolescente tiene una interacción armónica con sus padres o cuidadores la posibilidad de la aparición de una conducta agresiva desciende notablemente en el ámbito familiar.

Esto es enfatizando que la intervención de profesionales del área de salud mental y social en edades precoces, es donde la acción sobre la conducta agresiva es más eficaz. Si esto se logra, la probabilidad de la agresión en niños, niñas y adolescentes declina.

Como se ha tratado de explicar sea cuál sea el conflicto va a provocar en el niño, niña o adolescente algún tipo de sentimiento de frustración y emoción negativa que lo hará reaccionar, pero la forma que tiene de reaccionar dependerá de su experiencia previa particular con sus primeros modelos de aprendizaje y socialización, como son sus padres y/o cuidadores, que son parte de su familia de origen.

En suma, un comportamiento excesivamente agresivo en la infancia si no se trata oportunamente derivará probablemente en fracaso escolar, como en conducta disocial en la adolescencia y edad adulta, porque principalmente son niños con dificultades para socializarse y adaptarse a su propio ambiente.

Psicóloga de Unidad de Apoyo Defensa Penal Juvenil