Esperemos que Valentín Volta sea el último intendente que Santiago define para Antofagasta. Estamos preparados para decidir nuestro destino.
Es de esperar que el jefe regional resuelva problemas agudos de la zona: la falta de viviendas, trabajar por mejorar la calidad de vida, avanzar en integración y ayudar a mantener la competitividad del territorio.
Hemos conocido la designación de los 15 intendentes del país, los primeros de la administración de la Presidenta electa Michelle Bachelet Jeria. Para el caso de Antofagasta, la designación recayó en el profesor de Historia y Geografía y egresado de Derecho, Valentín Volta Valencia.
Militante democratacristiano desde 1985, nació en la oficina salitrera Flor de Chile, en el Cantón de Taltal, estudió en el Liceo de Hombres, lo que consagra una ligazón potente con la zona, aún cuando su desarrollo profesional lo ha realizado entre Iquique, Valparaíso y Santiago, como asesor de los legisladores falangistas.
Enormes desafíos son los que esperan a Volta en el edificio de calle Prat y no sólo por Antofagasta, sino por las restantes ocho comunas, cada una de las cuales tiene características y problemas distintos.
La particularidad es que a todas las une el ser parte de un territorio único y que se ha consolidado como la segunda potencia económica del país. Antofagasta merece mucho más de lo que recibe en función del aporte económico que hace.
Esta es una de las regiones del futuro y la heterogeneidad de su población es apenas una muestra del presente notable que vive esta tierra.
Con todo, hay una salvedad respecto del futuro inmediato. Una de las promesas de campaña de la entonces candidata Bachelet fue la elección directa de los jefes regionales.
En esa perspectiva, es de esperar que Valentín Volta sea el último intendente elegido desde La Moneda. Chile y las regiones sufren una lógica perversa de no poder desarrollar su máximo potencial porque simplemente Santiago no entiende las lógicas de Arica, Antofagasta, Copiapó, Talca, Chillán, Valdivia o Punta Arenas.
El desarrollo de Chile está directamente ligado a su descentralización, es decir, a que cada una de las provincias puede definir su destino y ser obligadas a sacar su máximo potencial.
Antofagasta tiene gente de calidad, por eso es urgente democratizar esta instancia.