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Buscar soluciones a un problema

Este año 100 mil máquinas circularán por las ya congestionadas calles de la ciudad, que -como sabemos- presentan un déficit en su infraestructura.

Al problema de la falta de alternativas viales, Antofagasta suma un creciente aumento del parque automotriz y un mínimo incentivo al uso de bicicletas, o caminar. Es necesario pensar la ciudad.

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La bonanza económica del cobre es también sinónimo de una lucrativa industria en la venta de vehículos en Antofagasta. Pero lo que puede parecer un indicador de desarrollo, a la vez tiene un preocupante "lado B".

Según las proyecciones del municipio, este año 100 mil automóviles circularán por las ya congestionadas calles de la ciudad, situación que a todas luces requiere de medidas a largo plazo.

Falta de estacionamientos, demora en los tiempos de traslados y los crecientes "tacos" en las principales arterias son algunas de las consecuencias palpables de este fenómeno que estrangula el centro y las principales vías estructurantes de Antofagasta.

Tal realidad requiere de acciones que permitan vislumbrar el problema y no sólo sobre qué pasará en los próximos cinco años, sino en una visión global que detecte las fragilidades de vivir en una ciudad extensa y angosta como la nuestra. Sólo hay que decir que 10 mil autos nuevos ingresan al mercado automotor este 2014, tendencia que aumentarán de aquí al 2020.

Algunas medidas apuntan a la necesidad de mejorar el transporte público, desincentivar el abusivo uso del vehículo y pensar seriamente en alternativas como el tranvía. Sin embargo, hasta el momento, sólo hay soluciones parches que tienden a relativizar el problema y extenderlo en el tiempo.

De hecho, actualmente es casi imposible aparcar en el centro con todas las implicancias que esto significa y los desplazamientos se tornan más complejos, especialmente en los horarios peak.

Es necesario un debate saludable sobre cómo se aborda este complejo asunto y cuáles son sus eventuales soluciones antes de seguir sólo contemplando desde la vereda del frente.

Autoridades, arquitectos, urbanistas, estudiantes, ciudadanos y medios de comunicación deben mantener el tema en la agenda ciudadana, ya que será de vital importancia para el desarrollo de Antofagasta y la calidad de vida de sus habitantes.

Es el momento preciso para pensar en cómo afrontamos este problema.

Habemus fallo

"Las celebraciones que se han llevado a cabo en Perú corresponden a una victoria pírrica".

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La Corte Internacional de Justicia (CIJ) ha emitido su fallo en el diferendo marítimo con Perú. A partir de ahora, no hay más disputas respecto de cuál será nuestra frontera marítima en la zona norte. Muchos análisis pueden hacerse, pero a sólo un par de días de su lectura, quisiera referirme al resultado obtenido. Y este análisis lo voy a hacer desde tres perspectivas; una jurídica-argumentativa, una económica y una territorial.

Desde una perspectiva jurídica, Chile obtuvo el reconocimiento de su tesis. La CIJ reconoció dos cosas: que entre Chile y Perú hay un acuerdo de delimitación marítima, aunque ese acuerdo no tuviera la extensión de 200 millas, sino que sólo 80 millas. Aquí la Corte sacó un conejo del sombrero, dado que es difícil encontrar una justificación para decir que las partes hayan acordado esa extensión y no otra. El segundo reconocimiento que hace la Corte es el relativo al Hito 1, en el sentido de que la frontera marítima comienza desde dicho punto y no desde el hito Concordia, como sostenía Perú.

Desde el punto de vista económico, Chile mantuvo gran parte de la posición que ostentaba antes del juicio, y por dos razones. La primera, es que la pesca artesanal quedó a salvo del reclamo del Perú. La segunda, porque la mayor parte de los recursos explotables se encuentran dentro de las 80 millas definidas por la Corte como parte de la zona chilena.

Por último, desde un punto de vista territorial, Chile tampoco pierde. En el derecho del mar, el territorio marítimo bajo soberanía del Estado sólo llega hasta la milla 12, y no hasta la milla 200, como mal se pretende señalar. En efecto, entre la milla 12 y la milla 24, el Estado tiene facultades que se reducen a la fiscalización y control, y a partir de la milla 24 sólo tiene facultades económicas, esto es, de exploración, explotación y conservación de los recursos existentes en dicha zona. Por lo tanto, Perú no ha ganado territorio como se pretende, sino que sólo ciertos derechos sobre los recursos.

Por lo mismo, las celebraciones que se han llevado a cabo en Perú corresponden en realidad a lo que podríamos denominar una victoria pírrica, casi intrascendente, e incluso con cierto grado de humillación, dado que obtuvo un espacio sin que la Corte aceptare en nada las razones aducidas para ello. Sólo lo logró a través de técnicas mágicas desarrolladas por parte de la CIJ.

Académico Universidad Católica del Norte