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Familias del Huáscar pasan su primer verano con agua

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El 10 de noviembre se cumplió uno de los sueños más anhelados por los habitantes del sector Huáscar: el agua potable por fin llegaba a sus hogares.

Fueron cerca de 30 años de lucha por conseguir el suministro constante del vital elemento, que inmediatamente mejoró su calidad de vida y, por cierto, también dio un alivio a sus finanzas.

Una de las vecinas que ya cuenta con este servicio es Claudia Zamorano, quien no oculta su felicidad por el positivo giro que dio su vida.

"La vida nos cambió un 100%. Ahora podemos lavar, regar las plantas, cocinar. Ya no andamos bañando a los niños con un tarro como era antes. Es algo muy bueno para nosotros, nos hace sentir parte de la ciudad", señaló la vecina.

En cuanto al ahorro, la dueña de casa señala que el gasto del agua se ha reducido en casi un 70%, ya que anteriormente debía comprar directamente a camiones aljibe para llenar los estanques de la casa.

"Es mucho el ahorro que hemos tenido. Antes pagábamos $7.000 por el metro cúbico de agua, ahora pagamos sólo $2.000, como todos los antofagastinos, ha sido mucho el cambio", agregó.

Para lograr que el agua potable llegara al Huáscar debieron invertirse más de $1.750 millones en la construcción de cañerías y colectores, además de la conexión a la matriz.

Tales recursos provinieron de empresas privadas, como Altonorte y Aguas Antofagasta, del Gobierno Regional a través del FNDR y de los ahorros de los propios vecinos.

La presidenta de la Junta de Vecinos del Huáscar, Rosa Pérez Zambra, manifestó su satisfacción por el logro, aunque reconoce que todavía faltan objetivos por alcanzar.

"La mejora en la calidad de vida se nota de inmediato. La gente se puede bañar tranquila y no tiene esa inquietud que se le puede acabar el agua, además que ahorra mucho dinero. Sin embargo, aún faltan muchas cosas para sentirnos integrados a Antofagasta", señaló la dirigente vecinal.

Pero el avance, lamentablemente, no ha sido para todos. En dicho sector aún quedan cerca de 80 familias que, pese a tener instalada la cámara colectora y el medidor, todavía no se conectan a la matriz.

Verónica Carfulla tiene una pequeña panadería en el sector y aún no puede conectarse al servicio de agua potable, según dice, por problemas con la junta de vecinos.

"Somos como 80 las familias que no tenemos el servicio. Nosotros no nos hemos unido a la junta de vecinos porque son muy complicados. Piden muchos papeles. Llevo tres años viviendo acá junto a mi familia y nos piden que paguemos cuotas anteriores a nuestra llegada", acota la vecina.

El mismo reclamo presenta Pedro Ávalos, habitante por más de 20 años del sector, quien pagó todas sus cuotas a la junta vecinal, pero no fue conectado a la matriz, según dice, "por no ir a las reuniones".

"Por problemas familiares no podía asistir a las reuniones de la junta de vecinos. Es algo injusto. Yo hablé con ellos (los dirigentes) y les dije que había pagado todo, sin embargo, no entendieron mis problemas. Ahora tendré que hacer todo por mi cuenta", señaló molesto.

Ante estas acusaciones, Rosa Pérez señaló que como junta de vecinos ayudaron a los propietarios que más lo necesitaban. El resto, asegura, jamás se acercó a conversar con ellos.

"Nosotros trabajamos para todos los vecinos, pero algunos nunca hablaron. Es cierto que varios se han quejado, pero no es culpa nuestra. No nos podemos meter en sus casas para saber por qué no se unieron a esta iniciativa", contestó la dirigente.

4,3 kilómetros tiene la tubería que conectó a los vecinos del Huáscar con la red de suministro de la ciudad.

$1.750 millones costaron las obras para dotar de agua y alcantarillado a los vecinos del extremo sur.

70% han bajado las cuentas de agua en el sector, debido a que ya no es necesario contratar camiones aljibe que lleven el producto.

Cuatro empresas de buses sancionadas por colusión en terminales

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El Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) sancionó con fuertes multas a Tur Bus, Pullman, Cometa y Romani por aplicar barreras a la entrada de nuevos operadores al negocio del transporte de pasajeros.

Según se acreditó durante la investigación, iniciada en 2011 a raíz de una denuncia de la Fiscalía Nacional Económica (FNE), una de las fórmulas para asegurar el control del mercado era el acaparamiento de las oficinas disponibles en terminales rodoviarios de distintas ciudades.

Uno de éstos era el Carlos Oviedo Cavada de Antofagasta, cuyas dependencias eran mantenidas absolutamente copadas para así impedir que otras empresas pudieran iniciar recorridos hacia la ciudad. De esta manera, el mercado permanecía cerrado para determinados operadores.

"En consecuencia, se encuentra probado en autos que las requeridas (menciona las cuatro empresas) acordaron impedir u obstaculizar el ingreso de nuevos competidores a los mercados relevantes mediante el resorte de mantener arrendadas o inutilizadas para el uso de terceros una serie de oficinas y locales de atención en los terminales", señala el fallo.

Además de Antofagasta, esta práctica ilegal se verificó en los terminales de Valparaíso, Coquimbo y La Serena.

En su sentencia, el TDLC condena a Pullman al pago de una multa de 675 Unidades Tributaria Anuales ($330 millones), mientras que para Tur Bus la sanción fue de 1.800 UTA ($880 millones). Cometa en cambio deberá pagar 1.125 UTA ($550 millones) y Romani 52 UTA ($25 millones).

Además se tribunal ordena a las firmas dar "estricto y cabal cumplimiento" a las medidas acordadas con la Fiscalía Nacional Económica para terminar con las barreras.