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Fiesta para celebrar a los Bomberos Enami elaboró proyecto para TocopillaAcuerdo para restricción de colectivos

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Una fiesta de Bomberos se celebraba en la Plaza Colón. Se rindió homenaje al antiguo voluntario don Pedro Ananías Díaz que pronto cumpliría 50 años en la institución. Después del acto, el intendente Julio Fabres invitó a varios concurrentes a beber una copa de champaña en la Tercera Compañía.

Enami confirmó ayer que ha elaborado un proyecto para explotar minerales de cobre a gran escala en la región. El proceso se desarrollará en sitios como Puntilla, Mala Suerte, al sur de Mantos Blancos y también en Taltal. A futuro la idea es construir una planta de segregación de minerales en Tocopilla.

Un solo dígito de restricción tendrán las líneas de taxis colectivos a partir del 1 de marzo cuando comience a regir una vez más esta medida que busca evitar la congestión.

La medida quedó lista después del acuerdo con las 45 líneas de la ciudad de Antofagasta y 12 de taxibuses, lo que fue calificado de positivo.

Poder y autoridad

Las autoridades tienen la obligación de asegurar calidad de vida a la población, lo que no tienen los vecinos próximos al vertedero. Día a día sufren con las quemas, perjudicando su calidad de vida.

"Existe un cierto aroma a poder, dado que el ordenamiento jurídico pareciera no estar bien resguardado".

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Max Weber, sociólogo alemán, distinguía entre poder y autoridad señalando que el primero es la capacidad de imponer su voluntad sobre toda resistencia que se le presente, mientras que el segundo; es la creencia en la legitimidad de la voluntad que se impone. A la legitimidad se accede, según Weber, por tradición, carisma o por vía racional-legal, y ésta se vincula a la existencia de una estructura jerárquica, que conlleva ordenamientos institucionalizados.

Esta aproximación teórica, hace una distinción a la que muchas veces, en la política contingente se hace alusión cuando se habla de poderes fácticos, es decir, de la capacidad de imponer voluntad sobre cualquier resistencia, pasando por encima de los ordenamientos institucionales que la sociedad ha definido para determinar quién manda y quiénes obedecen, de manera tal, que se cautele el bien común.

En una sociedad en general y una ciudad en particular; la existencia de leyes, normas y otros artefactos jurídicos, son fundamentales para dirimir en torno al bien público y cautelar que no se produzcan abusos amparados sólo en el poder, cualquiera sea la naturaleza de éste.

Cuando es el poder el que define las ciudades; la verdad, lo que se articula son campamentos en donde el dueño del capital define donde, quiénes y cómo. Baste para ello recordar las salitreras o Chuquicamata; esta última con un americano, campamento las normas para empleados, las latas y los hundidos donde vivían los que solo obedecían. El dueño definía dónde estaba la plaza, la escuela, la chimenea que contaminaba y determinó además cuando se cerraba. En las salitreras eso significo un éxodo de miles y miles.

En Antofagasta, a propósito del galpón de acopio de mineral en tránsito, que se levanta presuroso en el Puerto, existe un cierto aroma a poder, dado que el ordenamiento jurídico pareciera no estar bien resguardado, o por lo menos está siendo manipulado, lo que vulnera la razón de ser de la autoridad.

Si esto se mantiene, se resuelve la vieja disputa respecto de si Antofagasta es ciudad o campamento pues los hechos estarían demostrando que aquí hay un poder que define por sobre cualquier resistencia cuando, y a quienes se contamina.

Sociólogo y académico de la Universidad de Antofagasta

Quemas ilegales y los vecinos

A esta altura es increíble que el tema no se solucione, tal cual ocurre con los perros vagos, los patos yeco, o los vendedores ambulantes en las calles.

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Las espesas columnas de humo son el aviso de algo recurrente en el sector norte de la ciudad. Un ambiente sofocante y enrarecido retrata una postal poco grata de la pujante Antofagasta.

Las quemas ilegales se repiten desde hace años en la zona cercana al basural, sin que hasta el momento el problema tenga una solución. Contaminación, mal olor y polución de material tóxico son algunos de los efectos palpables de los sucesivos incendios en el lugar y donde las visitas de Bomberos se multiplican durante los fines de semana.

Para quienes residen en este sector, la situación es insostenible y así lo testimonia una crónica publicada el lunes en nuestro diario, donde queda al descubierto los graves trastornos respiratorios a que están expuestos los vecinos. Niños, embarazadas y adultos mayores son sus principales víctimas.

Tal es la magnitud del problema que algunos residentes enviaron muestras del material particulado adosado a sus ventanas para conocer los efectos y consecuencias que éstos tienen en la salud de los habitantes de todo el perímetro de los condominios, especialmente por la combustión de decenas de neumáticos abandonados en las inmediaciones.

Pero lo más preocupante de todo es que el tema se perpetúa en el tiempo y empeora la calidad de vida de cientos de antofagastinos, quienes incluso no pueden abrir las ventanas de sus casas durante este verano debido a las innumerables quemas.

Algunos exigen más fiscalización de Salud, municipio y algunas empresas, otros parecen resignados a continuar "tragando humo" mientras contemplan un constante "pimponeo" de responsabilidad para atacar el asunto.

Es cierto, es el precio del desarrollo de la ciudad al acercarse a la zona del basural, pero también lo es que las autoridades deben velar por la calidad de vida de cientos de vecinos que lo único que piden es vivir en un ambiente saludable y libre de contaminación. Estos antofagastinos no pueden quedar abandonados a su suerte.