Chilenidad
"Con la antofogastinidad ocurre lo mismo, no es un certificado de nacimiento".
Estos días, ventosos como siempre septiembre, nos envuelven en la atmósfera de lo que todos experimentamos como la chilenidad, esa combinación de pertenencia y ser nosotros, que nos convoca en torno a nuestros símbolos y a un cierto modo de ser y sentir.
Chilenidad que es capaz de convocar sin más requerimiento que sentir que lo que evocamos nos pertenece y que además nos congrega en una comunidad de ser historia compartida, dolorosa a ratos, y proyecto en común. A esta emoción de chilenidad no escapa un Claudio Arrau, Pablo Neruda, Alejandro Jodorowsky o Iván Zamorano infringiendo sus goles a lo largo y ancho del mundo. No hay chileno que los niegue o que les haya puesto requisito de permanencia para sentirlos nuestros.
La razón es simple; la chilenidad no es un problema cuantitativo. Es cualitativo, ser o no ser, pertenecer o no a una comunidad no se mide por cuántas calles de tu país caminas, ni en qué supermercado compras. No es tema de cuántos; es tema de cómo sientes y cómo, donde estés, haces sentir el modo particular de ser nosotros, los chilenos.
Con la antofogastinidad ocurre lo mismo, no es un certificado de nacimiento, no es un certificado de asistencia a las calles de la ciudad, es una cierta manera de entender y vivir la vida que se lleva más allá del cotidiano existir. Es la forma en que se siente la ciudad y región y cómo actuar en consecuencia. Cómo contribuir a ser mejores y vivir en las condiciones que merecemos.
Andrés Sabella, Mario Bahamonde, Antonio Rendic no vivieron todos los días en Antofagasta. Eso no los transformó en los grandes antofagastinos que son hoy. Qué duda cabe que son nuestros íconos de la antofagastinidad. Lo que los hace grandes es lo que nos dejaron como legado y compromiso.
Ojo con las invocaciones chauvinistas que rayan en el absurdo de pretender cuantificar lo que es una cualidad que se lleva en el alma y que necesariamente debe expresarse en obras, para que todos las sintamos nuestras. Ser o no ser antofagastinos y sentir ese destino compartido como una necesidad del alma es una tarea que incluye a todos quienes a su llamado nos sentimos legítimamente convocados.
César Trabucco Sociólogo y académico Universidad de Antofagasta