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Situación de los centros deportivos

Es malo lo que ocurre con tantos espacios que deben ser destinados a la práctica del deporte y la vida sana. Su progresiva destrucción lastima a nuestra sociedad.
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Durante los últimos días nuestro Diario ha publicado varias notas relacionadas con el paupérrimo estado de varias multicanchas de la capital regional. No se trata de centros destinados a la práctica profesional del deporte, sino de recintos que buscan el uso por parte de familias y menores.

Son espacios construidos hace años, o décadas, que ya han cumplido su vida útil, y que por las mismas razones, perdieron el sentido original que era incentivar la vida comunitaria.

Un recorrido por estos sitios da cuenta del deterioro, la destrucción y el mal uso que tienen. En vez de actividad física, lo que hoy puede encontrarse son vagabundos habitando tales sitios, venta de drogas, basurales y un ambiente lejano a lo presupuestado.

Es obvio que la destrucción que hoy se tiene es el fruto de un abandono que ya tiene años -varias administraciones-, pero que debe solucionarse a la brevedad.

Sectores como la Población Bonilla, Población el Ancla, Mario Silva Iriarte, José Miguel Carrera, más las poblaciones Chile y Bandera, por nombrar algunas, son la peor cara de este tema que requiere atención y pronta ayuda pública y privada.

Es conocido que Antofagasta no cumple con estándares mínimos en materia de áreas verdes y espacios públicos para la práctica deportiva.

Entonces resulta más paradójico que teniendo estos terrenos, no los aprovechemos. El asunto es más triste cuando tales canchas -se habla de unas ochenta- están insertas en sectores vulnerables, vale decir, en poblaciones más necesitadas de sitios de esparcimiento.

La calidad de vida es el concepto que siempre se repite en estos asuntos y -debe repetirse- es más urgente cuando se trata de zonas de alto riesgo.

Por eso es bueno el interés y compromiso de actores como Harold Mayne Nicholls y la Fundación Ganamos Todos o la experiencia de la Escuela de Fútbol Juan Gómez de la población Andrés Sabella, que con esfuerzo personal han recuperado sus espacios.

Con esa convicción, estos jóvenes lo hicieron posible y tal debiese ser el modelo a seguir.

¿Una victoria pírrica?

"Detectamos un rechazo al tratarse de nombres impuestos desde, y provenientes de Santiago".
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El Tribunal Calificador de Elecciones ha decidido acoger la impugnación de la candidatura de Luciano Cruz-Coke por la Región de Antofagasta, por lo que no podrá ser candidato en esta elección. Como fundamento, el Tricel dijo que Cruz-Coke ostentaba la calidad de ministro, y por tanto, no renunció a su cargo con la antelación exigida por la Constitución. Para llegar a esta conclusión, el Tricel utilizó el denominado principio de la realidad, o como en Derecho se suele decir, "las cosas son lo que son y no lo que se dice que son". Tenía cara de ministro, cuerpo de ministro y cola de ministro, pero según la Alianza, no era ministro. El Tricel dijo lo contrario, esto es, que Cruz-Coke no era formalmente ministro, pero materialmente sí. En esta ocasión, el hábito hizo al monje.

Más allá de los cálculos políticos y electorales que sugiere una decisión de este tipo, me pregunto acerca de los efectos que una resolución de esta naturaleza pueda provocar en futuras reformas al sistema electoral para nuestra región.

Si bien el argumento formal de la impugnación fue su calidad de exministro, subyace en el discurso su falta de identificación regional, lo que nos puede llevar a un escenario complejo. Los partidos políticos -radicados en Santiago- han tenido la tendencia a evitar perder el control de los liderazgos políticos regionales. Si analizamos la situación de Cruz-Coke junto con otras candidaturas santiaguinas dispuestas en regiones, podemos detectar un creciente rechazo al tratarse de nombres impuestos desde, y provenientes de Santiago. Ello puede servir como argumento para aumentar los cupos de representación que tienen los grandes centros de poder, reduciendo el grado de representación de las regiones en el Congreso. Todo en pos de lograr un mayor control de los partidos políticos en las candidaturas, que se definen -cómo va a ser de otra manera- en Santiago.

Así, el triunfo logrado en el afán de evitar una candidatura afuerina puede llevarnos a una victoria pírrica en nuestro verdadero objetivo de lograr mayor peso regional en las decisiones políticas que se adoptan a nivel nacional. En este escenario, la región debe estar más alerta que nunca, dado que la reforma al sistema binominal ya se está debatiendo.

Cristián Delpiano Lira

Académico, Facultad de Ciencias Jurídicas UCN