El periodismo se vive las 24 horas del día porque la noticia no se programa, ocurre y hay que estar en lugar de los hechos para luego contar la historia, me dijo Mario Cortés Flores, entonces Director de "El Mercurio de Antofagasta", en el verano de 1974, cuando iniciaba la práctica profesional en este importante medio de comunicación.
Como estudiante en práctica y un año después como reportero de este Diario, tuve la oportunidad de vivir los rigores de la dictadura. Una sola fuente, la oficial, informaba a la comunidad de las decisiones del gobierno central y las determinaciones de la Intendencia, Gobernación y Municipalidad. No era fácil contrastar versiones. Los estados de excepción se prolongaron por muchos años, así como sus rigores.
Censura draconiana en contra de la prensa. La Intendencia debía conocer los contenidos de la edición del día siguiente; sin embargo, una especie de pacto de silencio, talvez por adhesión a los postulados del gobierno militar, pero también por temor, llevó a algunos periodistas a omitir y no investigar esos rumores.
Entonces surgió la autocensura, que desde la perspectiva de hoy es tan censurable como la censura del régimen. Este Diario no estuvo ajeno a las iras de la autoridad regional. En una ocasión, el entonces intendente Adrián Ortiz Gutmann, fallecido en febrero del año pasado mientras era procesado por violaciones a los derechos humanos, increpó duramente al representante del Diario El Mercurio, por la publicación de una información que no fue de su agrado, pero que estaba basada en una denuncia responsable.
Todo mientras arreciaban las protestas en las calles de Antofagasta con la consiguiente represión. Los medios de comunicación publicaban esta realidad hasta que este Diario recibió, lo que estimo, fue una advertencia. Una bomba explotó en un ventanal de calle 21 de Mayo. Nadie resultó herido y jamás se supo la identidad e intencionalidad de los autores.
Hoy es posible recordar algunos episodios vividos como periodista en el tiempo de la dictadura, un pequeño grano de arena para reconstruir la verdad histórica de la actual pujante capital minera de Chile.
Isidro Morales Castillo Director de Periodismo Universidad Católica del Norte