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Julio Mostafá, el sirio que sufre por la guerra y su familia

Inmigrante. Singular vida de un hijo de chilena que nació en el extranjero y que fue traído al país gracias al Presidente Arturo Alessandri, pero que aún no tiene su carnet de identidad.
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"Estamos preocupados porque no tenemos ninguna información sobre mis dos hermanas que viven en Damasco. Ellas son Amal que significa Esperanza y Mahasen, que es belleza", dijo Julio Mostafá, destacado comerciante, deportista y cantante avecindado desde muy joven en Antofagasta.

Quien fuera conocido como el Lucho Gatica antofagastino, está preocupado por el conflicto en Siria, su país natal, donde nació su padre y donde vivieron sus hermanos. A pesar de estar lejos, siente dolor por la atrocidad del conflicto.

Recordó sus orígenes. Su padre Pedro Mostafá Adris vivía en un pueblo llamado Salamiye y vino a Chile porque tenía varios negocios.

El tenía molinos de agua y viajaba por el mundo haciendo negocios. Estuvo en varios países de Sudamérica.

Viajes

Corría el año 1918 cuando hizo uno de sus tantos viajes. Estando en Antofagasta conoció a la que sería su esposa.

Era una joven muy bella, Ida Páez. Julio Mostafá dijo que los árabes no suelen pololear, porque cuando les gusta una mujer van a visitarla a su casa y la piden en compromiso a sus padres.

"Mi madre Ida Páez era muy joven, trabajaba como secretaria, se conocieron y se casaron al poco tiempo. Tuvieron cinco hijos y después decidieron irse a Siria. Ella estaba embarazada de mí cuando hicieron el viaje. Iba a nacer en Buenos Aires, luego en Bolivia, pero siguieron de largo y nací en Siria", comentó.

Antes de él, el matrimonio tuvo a Mirta, Pedro, Lidia, Elena y Ernesto. Luego llegaron Julio y Luis Amador.

Cultura

La pareja vivió cinco años en Siria, pero Ida nunca pudo acostumbrarse a la cultura, al idioma, a las comidas, y le dijo a su esposo que quería volver a Chile, pero él se negó rotundamente.

Incluso le contestó que si quería irse lo hiciera por su cuenta, porque él no le daría dinero para el viaje.

Entonces ella decidió escribirle al entonces Presidente de Chile, Arturo Alessandri Palma, para pedirle ayuda a fin de regresar al país.

Su carta tuvo acogida, pero a Siria llegaron sólo tres pasajes para el vapor "Virgilio", que realizaba una larga travesía por numerosos puertos y países.

Despedida

Tomada la decisión, y con el corazón partido Ida Páez sólo pudo viajar con su hija Lidia, y a los más pequeños Julio y Luis Amador. En Siria quedaron sus otros hijos, que siendo chilenos debieron quedarse allá porque no había dinero para hacer el largo viaje.

"Mi mamá decía que tuvo que despedirse de sus hijos que habían nacido en Chile y venirse con los más pequeños nacidos en Siria. Después de eso, el matrimonio se disolvió y mi madre nunca más quiso saber noticias de mi padre", sostuvo Julio, quien explicó que no volvió a ver a sus hermanos mayores.

Ella nunca se casó y debió trabajar en costuras para mantener a sus hijos. Sólo uno de sus hijos volvió a Chile cuando habían pasado más de 20 años. Pedro, que siendo adulto quiso volver a su patria.

Incluso hubo una campaña realizada por "El Mercurio" donde la gente daba dinero para ayudar a que se hiciera realidad el reencuentro de madre e hijo. Hubo un seguimiento de la emotiva historia.

Para poder venir a Chile, Pedro tuvo que viajar escondido hasta Alejandría, desde donde partió a Sudamérica.

Así pasaron los años. Julio Mostafá comenzó a evidenciar aptitudes para el canto, la música. Era conocido por su simpatía y dotes artísticas. Además era una activo deportista, representaba a Antofagasta en campeonatos de tenis de mesa.

Fue así que conoció a quien sería su gran amor y esposa durante ya casi 50 años. Gladys Huanca era una jovencita a quien había conocido por amigos en común.

Se reencontraron en un certamen musical y se enamoraron. Pololearon durante un par de años y decidieron casarse. La unión fue bendecida con la llegada de cuatro hijos, Julio, que es ingeniero comercial; Tamara, secretaria bilingüe; Laurence, supervisor de una empresa de transportes; y Karla, accionista minoritaria en una empresa automotriz.

"Hemos tenido una vida muy buena, mi esposo es un hombre que siempre ha sido tranquilo, buen padre. El 6 de diciembre vamos a celebrar 50 años casados", confidenció Gladys emocionada.

Identidad

Sin embargo, toda la vida de esfuerzo es empeñada. Pese a vivir más de 75 años en Chile, tener familia, esposa, hijos, arraigo, haber representado a la ciudad en encuentros deportivos y artísticos, Julio Mostafá no tiene carnet de identidad que acredite quién es.

"Llegué a los cinco años y tenía mi nombre en árabe, pero cuando llegamos obtuvimos los documentos. Años más tarde se envió esa documentación a las autoridades del Registro Civil, pero en un incendio ocurrido en Recoleta se quemó todo. Ahora no puedo recibir una pensión, pese a trabajar toda mi vida. Tuve una mueblería y mi esposa cosía, hacíamos tapices, entonces es insólito lo que me sucede", comentó el ex deportista.

Durante muchos años han realizado trámites y nadie les ha dado solución.

Presidente

Incluso le enviaron una carta al Presidente de la República, y éste a través de sus asesores contestó que el Registro Civil debía inscribir y dar el carnet a Julio Mostafá, pero desde esa entidad respondieron que no podían hacerlo.

"El Estado tiene una deuda con mi padre. El trabajó acá, fue un aporte y a sus 80 años no tiene ningún beneficio. Debe dializarse tres veces por semana y gastar mucho dinero en medicamentos. Tiene una casa que le dejó como herencia su hermano Pedro, pero tampoco puede cobrar nada porque no tiene carnet. Nadie da una solución, esto es insólito", dijo su hijo mayor.

Tiempo

Pese a tener 80 años, Julio Mostafá sigue esperando por una solución. Hace un tiempo estuvo en crítica condición de salud, pero no ha podido cobrar el dinero que juntó tras años de trabajo. "Impuse toda mi vida, pero no puedo retirar el dinero. Cuándo atenderán mi caso, no tengo mucho tiempo. Cómo puede ser, toda mi vida trabajé y aporté a la ciudad", puntualizó angustiado.